¿Importa para la economía de EEUU que su presidente sea republicano o demócrata? La respuesta parece obvia -sí-, pero el resultado es poco conocido: la economía lo hace mucho mejor cuando el presidente es demócrata que cuando es republicano. Tras estudiar los 16 periodos presidenciales posteriores a la II Guerra Mundial, desde Truman hasta Obama, la diferencia en términos de crecimiento del PIB a favor de los demócratas es abrumadora, según un estudio de los economistas de la Universidad de Princeton Alan S. Blinder y Mark Watson publicado en la American Economic Review de abril pasado.
Desde 1947, cada mandato demócrata acumuló un crecimiento promedio del 18,5% frente al 10,6% de los republicanos
En los 64 años que cubren esos mandatos, el crecimiento promedio anual del PIB en EEUU ha sido del 3,33%. Pero el crecimiento promedio con presidentes demócratas ha sido muy superior, un 4,33% frente a un 2,54% de los republicanos. Esto ofrece una diferencia de 1,79 puntos porcentuales, “sorprendentemente grande para tratarse de un promedio simple”, escriben los autores. Esto significa que durante los cuatro años que gobernó un demócrata, el país acumuló un crecimiento del 18,5% frente al 10,6% de un republicano.
Si se examina el resultado del PIB por trimestres, las cinco mayores tasas de crecimiento se produjeron con demócratas y cuatro de las cinco más bajas con republicanos. En total, de los 256 trimestres que abarcan los 16 mandatos estudiados, los republicanos ocuparon la Casa Blanca en 144 y los demócratas en 112. Pero de los 49 trimestres que han sido clasificados oficialmente como “en recesión”, sólo 8 fueron demócratas y 41 republicanos.
Más producción y mejores salarios
La mayor aportación a la ventaja que los demócratas acumulan sobre los republicanos procede de los años de Truman (1945-1953) y del período que comparten Kennedy y Johnson (1961-65). Sin embargo, la brecha se va reduciendo a medida que nos acercamos al presente desde los 4,07 puntos porcentuales que arrojan los cálculos si se hacen desde Eisenhower (1953-1961) hasta los 2,41 puntos si el cálculo se hace después de Bush I (1989-1993).
De los 49 trimestres que el país ha estado en recesión, sólo 8 fueron demócratas y 41 republicanos
Los autores analizaron otros parámetros, como los beneficios empresariales y el empleo, y en todos ellos ganan los presidentes demócratas. Con estos van especialmente mejor los negocios no agrarios y la producción industrial, hay una mayor inversión en capital fijo y se dispara el consumo de bienes duraderos.
La tasa de desempleo es más baja con los demócratas, pero la diferencia con los republicanos no es significativa. Sí hay una gran diferencia en la tasa de variación del desempleo: durante los mandatos demócratas el paro cae en 0,8 puntos porcentuales mientras que crece 1,1 puntos de promedio con los republicanos.
Los salarios reales también se comportan mejor con los demócratas y con ellos la productividad se incrementa un poco más rápido. El crecimiento de la Productividad Total de los Factores (PTF), que es una medida de la eficacia con que se organiza una economía, también fue mucho más rápido con los demócratas.
La inflación es la excepción
La única y notable excepción a la supremacía demócrata sobre los republicanos es la inflación, la cual se reparte de manera muy equitativa entre todos los presidentes. La tasa promedio no revela una diferencia significativa, aunque existe una tendencia a que la inflación suba con los demócratas y baje con los republicanos. Un crecimiento más débil, dicen los autores, explicaría el diferencial de inflación. Tomando en cuenta este hecho, no es raro que los tipos de interés tiendan a subir con los demócratas y a bajar con los republicanos.
Tampoco parece que la política fiscal de los demócratas sea la razón por la que el crecimiento es mayor en sus mandatos presidenciales. Los datos no permiten sostenerlo, aunque se ve que tanto la política fiscal como la monetaria suelen ser más pro crecimiento cuando el presidente es republicano y que el PIB crece mucho más rápido cuando el jefe de la Reserva Federal ha sido nombrado por los demócratas en vez de por los republicanos.
El Congreso no es la clave
Blinder y Watson también indagan si hay otros factores, al margen del partido político, que puedan intervenir en el hecho de que la economía vaya mejor con los demócratas. Por ejemplo, ¿incide en ello la composición del Congreso o el desempeño en el pasado de los jefes de Estado?
Los cuatro mejores mandatos, en términos de crecimiento económico, son todos demócratas: el segundo de Truman, el de Kennedy-Johnson y los segundos mandatos de Johnson y Clinton. De ellos, tres, excepto Clinton que era gobernador de Arkansas, eran parlamentarios. Un análisis de los datos de los presidentes según su anterior desempeño -gobernador o congresista- no reveló diferencias relevantes.
El control del Congreso tampoco demostró ser relevante. Aunque la economía crece más cuando los demócratas son mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, la diferencia con las etapas de control republicano son triviales, según los autores. La evidencia demuestra que la ventaja demócrata en la economía está correlacionada con el control demócrata de la Casa Blanca y no del Congreso.
La herencia
Una de las cuestiones clave en el estudio es el efecto de la herencia. Para neutralizarlo, Blinder y Watson le atribuyeron el primer semestre de cada mandato al jefe de Estado anterior y los resultados fueron similares. Repitieron los cálculos atribuyendo hasta un año al gobernante precedente y sucedió lo mismo.
Sin embargo, hay una cuestión que pesa sobre el asunto, ¿era mayor la probabilidad de que se eligiese un presidente demócrata justo cuando la economía despegaba gracias a las buenas políticas de un predecesor republicano? O, ¿era más probable que se eligiera a un republicano cuando la economía empezaba a ir mal por culpa de un demócrata. Dilucidarlo era importante porque en un caso la situación económica es causa del partido ganador mientras que en el otro el color del partido es el causante de la situación económica.
En el gráfico se aprecia que la ventaja económica de los presidentes demócratas sobre los republicanos es mayor en los dos primeros años de su mandato, sobre todo en el primero. También se ve la diferencia en el último año del mandato anterior donde se ve que los demócratas heredan un crecimiento promedio del 1,94% frente a los republicanos que reciben un 4,25%, lo que supone una clara ventaja para estos últimos.
“El crecimiento se ralentiza fuerte y rápidamente cuando un republicano es elegido, pero acelera tras la elección de un demócrata”, dicen los autores que añaden que las pruebas y contrapruebas descartan que los presidentes demócratas sean elegidos para disfrutar de la fiesta y los republicanos, en cambio, para trabajar en pos de la recuperación.
La historia no es concluyente
Las estadísticas trimestrales oficiales existen en EEUU desde 1947, pero hay series reconstruidas por expertos hasta 1875. Para los 72 años que van desde 1875 a 1947, la superioridad de los presidentes demócratas se confirma con un promedio del 5,15% frente al 3,91% de los republicanos. En ese lapso de tiempo, los votantes decidieron que los demócratas ocuparan la Casa Blanca durante 119 trimestres frente a los 169 que lo hicieron los republicanos.
Sin embargo, los autores consideran que dada la volatilidad de los datos reconstruidos, la brecha estadística no es significativa. La superioridad económica de los demócratas en ese período se debe fundamentalmente a la gestión de Franklin D. Roosevelt.
Las variables clave
Como se ha dicho, al análisis econométrico no permite asegurar que las políticas fiscales de los demócratas sean la causa de su mejor rendimiento económico. Así que los autores analizan el impacto de los shocks petroleros, los de productividad (innovaciones y otros), las guerras, las crisis financieras, los acontecimientos internacionales, la política fiscal y monetaria y la evolución de la confianza, las expectativas y la incertidumbre.
Concluyen que estos factores explican el 56% del mejor rendimiento económico de los presidentes demócratas desde 1947 y el 69% desde 1963. Blinder y Watson sostienen que estas variables son decisivas: “Específicamente, los presidentes demócratas han experimentado, en promedio, precios del petróleo mejores que los republicanos (que en parte pueden haber sido inducidos por su política exterior), mayor crecimiento del gasto militar (si se incluye la Guerra de Corea en el análisis) y un mejor historial de shocks de productividad (que pueden relacionarse con diversas políticas). Más tenuemente, en términos del tamaño de la muestra y de su relevancia estadística, los presidentes demócratas pueden haberse beneficiado también de un crecimiento más fuerte en el exterior”.