Como ha sucedido con miles de españoles, Pablo Echenique ha tenido contratada de forma irregular a una persona que le asistía en sus tareas personales. Y como han hecho todos los condenados por fraude de manera sistemática, desde Mario Conde a Lionel Messi, el secretario de Organización de Podemos ha culpabilizado al sistema. Según su testimonio, él sabía que no estaba haciendo bien las cosas, pero que el sistema “empuja a mucha gente humilde a participar en la economía sumergida”.
La historia la reveló el Heraldo de Aragón y no tendría mayor trascendencia si Echenique no hubiese intentando transformar su infracción en un acto virtuoso de rechazo y de crítica al sistema, mezclando los eventuales fallos de la ley laboral y de la de dependencia en un revoltijo que añadió la suficiente confusión como para que todos olvidaran que el cómplice de esta irregularidad fue, durante más de un año, él.
Porque Echenique lo tenía fácil, podía haber dado de alta a su empleado en la Seguridad Social en el Sistema Especial de Empleados de Hogar y pagarle la cotización correspondiente. Desde agosto de 2011 y hasta la prórroga de 2015 estas cotizaciones han estado bonificadas entre un 20% y un 45% de su monto. Cientos de miles de españoles se han adaptado a esta normativa. La reforma del sector que patrocinó el PSOE en 2011 -terriblemente burocratizante hasta el punto de hacerla impracticable-, fue simplificada por el PP en 2013 hasta dejar un sistema mucho más ágil, pero que apela a la responsabilidad compartida del empleado y el empleador. Si esa responsabilidad no existe, no hay sistema que aguante.
El sistema que ayer criticó Echenique es el que le ofrece a él una ayuda para la dependencia que calificó de “miseria”, pero que suele ir acorde con la renta personal del afectado. El mismo que ofrece Sanidad gratuita y universal, y de un nivel más que bueno, a todos los españoles. El que paga 14,1 millones de prestaciones públicas (jubilaciones, incapacidades, pensiones no contributivas, etc.) a otros tantos ciudadanos. Es el mismo sistema que probablemente pagó el subsidio de desempleo a su ex empleado cuando éste fue despedido de la empresa de servicios a través de la cuál entabló relación con él. Y el mismo que, si cumple los requisitos, le ofrece una renta mínima de inserción que cobran 637.573 personas. El sistema que critica Echenique es el que ha aprobado una ley de dependencia que le permitiría a su esposa -responsable ahora de sus cuidados según han referido- solicitar una compensación económica por las horas de dedicación, cosa que antes de 2006 no existía.
No, no es el sistema el que empuja a la gente, de cualquier clase social, al fraude, sino la condición humana. Sobre todo la condición humana de los ricos y de los dueños de grandes empresas que, según recordó Echenique, protagonizan el 70% del fraude fiscal y laboral. Esto es algo que ningún reformador social debe olvidar, aunque en casa tenga a alguien sin contrato, sin Seguridad Social y le pague en negro.