“Look out helter skelter, she´s coming down fast” Paul McCartney
Los datos macroeconómicos de la eurozona publicados esta semana han dado pocas alegrías. Un muy modesto dato de índice manufacturero, que se une a uno de servicios pobre para este mes. El gas de la risa monetario sigue sin ser la solución a una Europa en la que Francia e Italia vuelven al estancamiento y Portugal o Grecia ponen palos en las ruedas a cualquier tímida mejora.
El ocho de septiembre se reúne el Banco Central Europeo y Draghi volverá a pedir reformas estructurales y bajadas de impuestos y no se le escuchará, mientras unos y otros partidos se entregan a la política de la cigarra aumentando desequilibrios con los tipos ultra-bajos. Lo último que me faltaba leer era que la política del BCE ayuda a las grandes empresas cuando ha comprado más de 780.000 millones de euros de bonos estatales.
El coste del bloqueo y el paro de agosto
Debemos analizar los datos del paro desde una triple perspectiva. Una eurozona en la que nuestros principales socios comerciales se encuentran en estancamiento, y a pesar de ello las exportaciones ya alcanzan casi el 35% del PIB. Y por otro lado, un turismo récord, que según distintos análisis ha supuesto más de dos millones adicionales de visitas a las esperadas en el mejor caso. La tercera pata del análisis del paro viene del bloqueo político, que ya hemos comentado en esta columna en distintas ocasiones. Es cierto que nuestra economía crece muy por encima de la media de la Unión Europea y sigue creando empleo, pero no es menos cierto que el frenazo en la inversión y retrasar las decisiones de contratación atacan la creación de empleo potencial.
No es alarmismo. Lo hemos explicado en varias ocasiones. Es normal que se frene la decisión de inversión y contratación ante una situación de falta de gobierno y, sobre todo, pactos que constantemente revisan y mencionan cambios drásticos en la legislación laboral, en el marco impositivo.
Existen muchos estudios sobre el efecto en la economía de procesos de indefinición política. Estudios del Fondo Mondo Internacional (Aisen y Vega, 2011) o Harvard (Alesina, Sule, Roubini, Swagel, 1996) explican que la inestabilidad política y los cambios constantes de políticas y administraciones tienen un impacto directo en el crecimiento económico. El coste del bloqueo ya pone en riesgo el crecimiento potencial de la economía en 0,5% del PIB aproximadamente. Un escenario de incertidumbre prolongado reduciría a la mitad la tasa de crecimiento de la economía en 2017, según BBVA.
Que este bloqueo se mantenga con programas en los que los dos principales partidos coinciden en un 75% es incomprensible para cualquier observador o inversor internacional. “Incongruente”, era la palabra que utilizaba FT para definir la actuación de Pedro Sánchez. Y peligroso, como comentábamos en la CNBC (“likelihood of third elections rising”).
Los datos de paro de agosto han sido, de nuevo, una mezcla de elementos positivos y oportunidad perdida.
El dato positivo más importante es que la contratación indefinida a tiempo completo aumenta un 31% interanual, casi el doble que la contratación general, 16,32%, situando a España como segundo país de la UE en creación de empleo fijo tras Alemania.
Se encadenan así ocho meses consecutivos en el que los contratos indefinidos a tiempo completo crecen con respecto a 2015 (fuente Ministerio de Empleo).
Pero es verdad que el número de parados aumentó en agosto en 14.435 personas, aunque sea una subida menor a la de 2015 -21.679- y a la media de los últimos 8 años -46.029 personas-, según los datos oficiales. En términos desestacionalizados el paro se redujo en 24.462 personas y el número de parados registrados caía a 3.697.496, el nivel más bajo en agosto desde 2009.
El ritmo de reducción interanual del paro es del 9,1%, muy superior al crecimiento del producto bruto nominal, de la inversión y de los beneficios empresariales.
No podemos obviar que los cambios e incertidumbre en las políticas regionales también afectan. El paro creció más en 6.451 personas en la Comunidad Valenciana -un 1,5%- y en Cataluña subió en 4.424, un 1 %. Sin embargo, en términos interanuales ha caído en todas las comunidades autónomas.
Aunque en términos desestacionalizados el paro y la afiliación muestran datos positivos –treinta y tres meses de crecimiento de la afiliación- con respecto a agosto de 2015, el número de afiliados medios a la Seguridad Social disminuye en 144.997 personas.
En balance, los datos son positivos. La media de reducción de paro mensual en la primera mitad del año ha sido de 35.000 personas y el año pasado en el mismo periodo era de 25.000.
Los analistas mantienen en sus expectativas un ritmo de creación de empleo que superará el 3% en 2016. Pero el bloqueo no debe ignorarse bajo unos datos aceptables. La famosa frase “mejor sin gobierno, mira cómo crecemos” tiene su gracia, pero se nota el efecto sobre el potencial de una economía que no debería contentarse con bajar el paro un 3% anual, sino que debería ser mucho más intenso.
Como no se va a conseguir es perpetuando las ineficiencias y rigideces que comentábamos en aquí y explico en “Acabemos con el Paro” (Deusto 2015). Países como Reino Unido o Irlanda tienen mercados laborales más flexibles y bajo desempleo. Dinamarca y Holanda son países con elevadas prestaciones por desempleo, pero flexibilidad total. No solo el coste de contratación y las cuotas sociales son muy inferiores, el despido en Dinamarca es prácticamente gratis en casi todos los casos y el salario mínimo interprofesional no se impone por ley. Estos países coinciden en contar con altos índices de Libertad Económica y Facilidad para Crear Empresas.
Hoy, probablemente, cuando lean este artículo, seguiremos en bloqueo. Se nos ha vendido que abstenerse es imposible. Abstenerse no es apoyar, sobre todo cuando no hay alternativa, como explicaba El País, es facilitar la formación de gobierno y liderar los cambios desde el parlamento.
El bloqueo cuesta. El triunfalismo de unos datos positivos no nos puede hacer acomodarnos. España merece crear al menos dos millones de puestos de trabajo urgentemente. Los salarios ya están subiendo. La masa salarial crece un 4% y el salario medio un 0,8%, datos muy positivos cuando la inflación es inexistente. Pero hay que hacer mucho más.
España es un país que ha tenido una media de desempleo de más del 16% desde 1980. En Andalucía llevan 35 años de campeones de paro, pobreza y desigualdad con las políticas que nos quieren vender como panacea. Y se demoniza a País Vasco o Madrid, con la mitad de desempleo, amenazando con constantes subidas de impuestos para igualar a la baja.
Tenemos que atraer más inversión y más empresas, reducir el stock de parados, reducir burocracia y trabas burocráticas y permitir que los creadores de riqueza respiren, empresas y trabajadores, con una fiscalidad atractiva. Si no, volveremos a usar el paro como arma arrojadiza política y en agosto de 2050 leeremos a algún político decir que le preocupa la desigualdad, el paro y la temporalidad mientras la perpetúan.