Las posiciones bajistas, aquellas que ganan dinero con la caída de la cotización, alcanzan máximos históricos en Banco Popular y no aflojan la presión desde que la entidad anunció entre mayo y julio una ampliación de capital de 2.500 millones de euros, así como el ajuste del 20% de su plantilla. Un grupo de ‘hedge funds’ ha surfeado la ola bajista en la cotización con jugosas plusvalías a través de acciones y derivados financieros. Popular se ha desplomado alrededor del 40%, que se suma al 97% que ha cedido desde marzo de 2007.
La llegada de Emilio Saracho, el español que más brilla en el escenario de la banca de inversión desde su posición en JPMorgan, tiene como primer objetivo recuperar el valor perdido por los accionistas de la entidad financiera. Parece misión imposible. Sólo en 2016 ha perdido dos tercios de su valor en bolsa y un 97% desde sus máximos de marzo de 2017. Tras las sucesivas ampliaciones de capital efectuadas por el Popular (5.000 millones de euros) desde 2011, ahora Saracho deberá volver a reforzar el capital para ahuyentar a los inversores bajistas y revisar todas las opciones de futuro para la entidad, que incluyen la venta del banco a un tercero o una fusión, como informó Bloomberg este lunes.
También planea continuar con el plan original del banco para reforzar su independencia a través de una escisión de la filial inmobiliaria valorada en unos 6.000 millones de euros. Otra de las opciones para el futuro de la entidad financiera es su integración con Banco Sabadell, con quien se le ha relacionado durante los últimos meses, o incluso, su adquisición por una entidad más grande como Santander, BBVA o Caixabank, entre otras.
Saracho también tiene el mandato de poner punto final a la debilidad accionarial del banco, que tiene su reflejo en las posiciones bajistas que controlan el 8,6% del capital, según datos de la CNMV. AQR Capital, Marshall Wace y Samly son los fondos que asoman por encima del resto en este tipo de operativa bajista, que requiere la participación ineludible de accionistas estables de la entidad financiera a través del préstamo de valores. ¿Y quien alquila estas acciones para otros inversores las lancen al mercado? No es pública su identidad, pero para reunir al 8% de las acciones en corto, los grandes fondos de inversión han tenido que recurrir a grandes accionistas o bancos depositarios, aquellos que custodian los títulos de planes de pensiones o minoritarios.
Otra de las opciones para el inversor corto (shorts) es hacerlo con los institucionales del banco. La Sindicatura de Accionistas (10%), que agrupa a las familias fundadoras y ex directivos del banco; la aseguradora alemana Allianz (3,5%), socio histórico de la entidad en los últimos lustros, o la francesa Credit Mutuel (4%) se encuentran en ese núcleo duro de accionistas que se ha terminado resquebrajando en este 2016 y que ha desembocado en la salida de Ángel Ron del banco. El sector crítico al actual presidente lo encabezada la familia Del Valle, que cuenta con el 4% del capital del banco a través de distintas sociedades. La CNMV ya se ha puesto manos a la obra para vigilar el cumplimiento de las reglas de mercado en el trasiego de acciones de institucionales a ‘hedge funds’ bajistas, como informó Crónica Global.
JPMorgan, el banco del que procede Saracho, ha sido en las últimas décadas uno de los grandes financiadores de ‘hedge funds’ e impulsor fundacional de algunos de ellos a través de antiguos empleados de la firma. El futuro presidente de Banco Popular se conoce bien tanto la City como el mercado español, ya que se trata de uno de los banqueros de inversión de larga trayectoria en la península. Comenzó en 1988 su ascenso imparable cuando fue nombrado director de grandes empresas en Santander, todavía con Emilio Botín (padre) como presidente. Forman parte de aquella camada de financieros nombres como Rodrigo Echenique o Matías Rodríguez Inciarte. Más adelante pasó fue uno de los creadores de la banca de inversión en Santander, pasó por Goldman Sachs y fue un ejecutivo clave en JPMorgan España.
Ahora tiene la oportunidad de volver a España y dirigir la operación de salvamento de una de las principales entidades del país. Para ello deberá ahuyentar a la manada de fondos bajistas que operan en Popular desde hace meses. Algunos, como el propio Ron, han lamentado la presencia de estos inversores en su accionariado y se han quejado de su actividad especulativa.
Como describió para la posteridad el ministro de Finanzas sueco, Anders Borg, tienen “comportamientos de manada de lobos”. Venden de forma sucesiva para magnificar los efectos negativos sobre la cotización de distintos activos. En Popular, las malas decisiones con el crédito promotor antes de la crisis, la debilidad de los resultados y la incertidumbre accionarial les han puesto la alfombra roja. La única buena noticia para que el banco recupera su cotización es que ahora, los bajistas deben recomprar sus acciones para liquidar su posición, es decir, comprar para vender.