"Asking only workman's wages I come looking for a job" Paul Simon
Una de las cosas que nadie entiende en el extranjero es esa tendencia en España de algunos comentaristas de enfadarse cuando baja el paro. Hasta que se conocen los incentivos perversos. En un país donde tantos agentes viven de gestionar el asistencialismo, la mejora del mercado de trabajo es una mala noticia para las redes clientelares. Lo explicamos ya aquí en “Por qué no se quiere acabar con el paro”.
Y, sin embargo, los datos de 2016 son muy buenos. El Financial Times resaltaba ayer que la caída del paro -390.534 personas- ha sido la mayor en la serie histórica. Un aumento de la afiliación de 540.655 personas, y 36 meses consecutivos de mejora del mercado laboral. En un año donde la Organización Mundial del Trabajo estimaba que se iba a crear mucho menos empleo que en 2015. Y se ha superado. ¿Por qué? La reforma laboral y las bajadas de impuestos han funcionado.
Los datos positivos son evidentes:
- 540.655 afiliados más, el mejor resultado de la década, un crecimiento del 3,12%. El número de afiliados ya se sitúa en 17.849.055.
- En menores de 25 años, el paro bajó un 13,9% en 2016.
- La contratación indefinida aumentó un 13,4% con respecto a diciembre de 2015 y crece al doble que la contratación temporal, situando a España como el segundo país de Europa en creación de empleo indefinido. Tres años de aumento de la contratación indefinida por encima de la temporal. Adicionalmente, los autónomos han aumentado en 26.210 (+0.83%).
- Los ingresos por contribuciones efectivas crecen desde 2013 y ya están por encima de los niveles de 2007.
- La recaudación efectiva (en términos de caja) por cotizaciones sociales del Sistema de Seguridad Social ha superado hasta noviembre los 93.844,08 millones de euros, un incremento anual del 3,15%, casi el doble que en 2015 (1,61%). Los ingresos de la Seguridad Social ya superan el nivel previo a la crisis.
- Se han recuperado 1,7 millones de empleos de los 3,5 millones destruidos entre 2008 y 2011.
- Los salarios han subido y ahora hay que poner en marcha medidas para reducir la enorme cantidad de impuestos que se le detrae al salario bruto, ya que a pesar de la bajada del IRPF España sigue siendo el cuarto país del mundo en esfuerzo fiscal.
El manido argumento de que no se crea empleo porque se reducen las horas trabajadas se desmonta fácilmente. Dichas horas trabajadas aumentan desde 2013, y España, en horas trabajadas al año (1.691 según IEE) supera a los Países Bajos (1.419), Francia (1.482), Alemania (1.371), Dinamarca (1.457), a la media de la UE, y está en línea con la media de la OCDE (1.761).
Pero el problema en España es la “politización del empleo”. Como estos datos ocurren con un adversario político en el Gobierno, no solo se deben rechazar, sino que se deben poner en marcha los escollos necesarios para que empeoren rápidamente, y así presentarse luego como “salvador”. La realidad es que, si este conjunto de datos se hubiera dado con un gobierno de otro “color”, los mismos que aplaudían hasta sangrarles las manos porque en 2011 se “destruía menos empleo que en 2010”, estarían haciendo la ola al son de We are the champions. Y viceversa.
Y el otro grave problema es que nos demos palmadas en la espalda y nos relajemos pensando que todo está hecho. Hay que hacer mucho más, y volver a rigideces que no han funcionado en ningún país es un grave escollo a la creación de empleo que olvida a todos los que aún sufren el problema del paro.
Los que nos cuentan que hay que volver al pasado para encarar el futuro, introduciendo más trabas al empleo, no solo saben perfectamente que no funciona, sino que se benefician de que no lo haga, vía enormes subvenciones. Volver a la rigidez laboral de los 80-90 no solo no reduce la temporalidad ni mejora los salarios, sino que ataca el empleo y aumenta la precariedad. Entre 1977 y 1985, con los sindicatos al mando del mercado laboral, el desempleo se disparó al 21,6% y estuvo 11 trimestres por encima del 20%. Antes de la entrada en el euro, el paro estuvo 20 trimestres por encima del 20% y llegó al 24,5%. La media de desempleo en España desde 1980 ha sido del 17,5%. Encima, los salarios reales tampoco mejoraban y la temporalidad ya era del 35% antes de la crisis.
Ahora nos enfrentamos a un año 2017 complejo. Subidas de impuestos, aunque sean “limitadas” y aumento del salario mínimo pueden suponer importantes problemas a la hora de crear empleo con más intensidad, ya que debemos crear al menos 600.000 puestos de trabajo y el objetivo de superar los 20 millones de afiliados no debe perderse. Los estudios de la Universidad de California y el IZA de Alemania muestran el riesgo y en España la situación es todavía de recuperación frágil, no de sentarse y parar de trabajar. Recuperar la negociación colectiva sería un enorme error que ignora la realidad de la estructura empresarial española para centralizar el poder en unos sindicatos de nula representación en contra del trabajador individual.
Y ese es el verdadero problema. Que el stock de desempleo histórico de España -15, 17%- es una excusa perfecta para que unos y otros agentes arranquen un poco más de intervención por parte de los gobiernos de turno. Que no se vea como un fracaso absoluto del modelo de mercado laboral sino como una justificación de la red asistencialista.
Incluso en la época con menor paro de la historia de España el desempleo se situaba como la primera o segunda mayor preocupación de los ciudadanos, según el CIS. Si no tenemos en cuenta la estructura empresarial española, incentivamos el autoempleo y el emprendimiento y dejamos que las empresas crezcan para no tener un porcentaje tan elevado de microempresas, en 2030 seguiremos atacando unos y otros con el tema del paro. Y no hay que inventar la rueda. La solución la tenemos en los países líderes, en Reino Unido, Alemania, Irlanda.
Los que piensan que copiando el mercado laboral de Grecia van a tener el empleo de Texas simplemente deliran. La mejor política social es crear empleo, no repartir las migajas de lo que queda del expolio.