“I can’t stand it”, Eric Clapton
El nerviosismo es palpable ante la próxima reunión de la OPEP en Viena. El recorte de producción acordado con algunos países como Rusia ha sido un fracaso absoluto. No solo no han conseguido que suba el precio del crudo, sino que se ha reducido la cuota de mercado de los principales países productores.
Si le llegan a decir a Arabia Saudí que el acuerdo de recortes llevaría al precio del petróleo a su nivel más bajo en seis meses, aumentaría la cuota de mercado de su rival, Irán, y fortalecería el fracking en EEUU, no lo hubieran creído. Y así ha sido. Y no será porque no se lo advertimos algunos.
Irán espera aumentar su producción a 3 millones de barriles al día según la agencia de noticias Shana y fuentes oficiales.
En Estados Unidos, solo el fracking, ha aumentado producción a 5,2 millones de barriles al día en mayo, 700.000 más que a finales de 2016. Entre el aumento de Irán, Iraq y EEUU suplen casi todo el recorte del acuerdo. ¿Por qué? Los barriles iraníes e iraquíes son de altísima calidad y muy bajo coste, y los costes de producción de EEUU se han reducido de manera brutal. La propia BP, en su presentación de resultados, comentaba que su producción en aguas profundas en el Golfo de México puede competir sin problemas con un fracking que ya tiene un precio de equilibrio de $45 el barril.
Gracias a la eficiencia y reducción de costes, la producción en el Golfo de México se ha disparado también, llevando el total de producción norteamericana a 9,3 millones de barriles al día, el nivel más alto desde 2015.
De hecho, el recorte de la OPEP ha sido el mayor regalo para los productores que han mejorado en eficiencia. Les ha permitido generar mejores rentabilidades a bajo precio y aumentar cuota de mercado.
Mientras tanto, de los países del acuerdo, Arabia Saudí es el único país que ha sobrepasado su compromiso -como siempre- y supone el mayor recorte de todos.
El precio del crudo sufre porque la producción está cada vez más diversificada y, por lo tanto, la prima geopolítica y la capacidad de control de precios de un grupo de productores. No solo eso, sino que los inventarios están a máximos de cinco años, y han aumentado en EEUU un 10% desde el “recorte de la OPEP”, un 30% por encima de la media de los últimos cinco ejercicios.
El error de los inflacionistas del precio del petróleo es triple:
Pensar que la reducción de inversiones generará un aumento del precio a medio plazo. No solo el capex está creciendo un 8% anualizado, sino que olvidan que esa “reducción” viene después de una burbuja de gasto en la década del dinero fácil que llevó a una enorme sobrecapacidad productiva, cercana al 30%. Las inversiones en exploración y producción se multiplicaron en diez años al calor de unos precios inflados -en dólares- por la política monetaria y unas estimaciones de crecimiento chino de ciencia ficción, sin justificación real y basadas en expectativas de burbuja. Hoy, esas megainversiones son costes hundidos que funcionan para generar caja. Lo que en La Madre de Todas las Batallas (Deusto) llamamos la “banda ancha energética”.
Ignorar la eficiencia y la sustitución tecnológica, que son inexorables, y retiran cada año, según la IEA, hasta 2 millones de barriles al día de demanda potencial.
Pensar que los recortes de la OPEP van a funcionar mientras la demanda crece. No olviden ustedes que, en cuanto la demanda empiece a funcionar mejor, y no va nada mal, la OPEP empezará a “saltarse” esos recortes, como ha hecho siempre, ya que no hay cuotas individuales y encima, cuando las hay, las ignoran. Para que se hagan ustedes una idea, la media de “engaño” en las estimaciones de recortes de la OPEP desde 1980 es de entre 450 y 800.000 barriles al día.
Cuanto más baja el precio, más eficiente es el sistema. Las empresas de servicios globales han mostrado en sus resultados de este trimestre que pueden bajar precios un 40-45% y aun así ganar dinero y crecer.
No se preocupen, que muchos les dirán que “a medio plazo” el mercado se equilibrará… Y decían lo mismo hace dos años, un año, seis meses… Pero ignoran que equilibrar no significa necesariamente inflación de precios. Porque el avance de la tecnología, la sustitución y la diversificación es mucho más rápido que las decisiones intervencionistas de planificadores centrales.