“Aaaaaaand it’s gone” South Park
Hace unos meses comentamos el caso del Popular, y hace mucho tiempo que llevamos alertando. El mantra de que los bancos están supersaneados es simplemente eso, un mantra (ni las provisiones ni mucho menos los estímulos).
Es una pena que el final del Popular sea una liquidación, cuando podría haber llevado a cabo una reestructuración adecuada si hubiese reconocido sus indudables errores de gestión y el enorme agujero patrimonial a tiempo.
Y una de las cosas que ocurre en un banco cuando se retrasan las decisiones difíciles es que el capital se deteriora a toda velocidad, se fugan los depósitos y una entidad que tenía solución se convierte en insalvable.
¿Qué ha ocurrido?
No queremos rescates, como es lógico. Pues esto es lo que pasa. Lo que siempre hemos pedido los economistas no burbujeros .Un bail-in. Lo que exige la propia Unión Europea.
Que no sea el contribuyente, sino los accionistas y bonistas los que cubran los agujeros patrimoniales.
Aquí se demuestra la diferencia entre banca pública y privada.
Las cajas nos han costado 60.700 millones de euros según el Tribunal de Cuentas.
El Popular, que no ha recibido dinero público, nos ha costado a los contribuyentes cero euros.
Y un bail-in, o rescate interno, significa que las acciones y bonos pierden todo su supuesto valor y se liquida la entidad.
¿Qué ocurre con los accionistas?
Pierden todo el dinero invertido en esas acciones. No sé si recibirán algún derecho de suscripción en la ampliación de capital del Santander, pero sus acciones del Popular no valen nada.
¿Tiene derecho a litigar? Por supuesto, puede intentar como último recurso tomar acciones legales, pero la posibilidad de tener éxito son prácticamente nulas. El propio comunicado del FROB nos muestra que el proceso de liquidación es muy simple y de acuerdo a las exigencias de la Unión Europea en el Mecanismo Único de Resolución que prevé este tipo de liquidaciones, y que ha valorado a través de un informe independiente que el agujero patrimonial del Popular se sitúa entre 2.000 y 8.200 millones de euros.
¿Y los bonistas?
Solo la deuda senior y los depositantes se salvan.
En cuanto a la deuda subordinada, todos los Co-Cos (AT1 y Tier 2) e instrumentos de deuda subordinada, híbridos o no, tienen valor cero. O se pierden completamente, o se convierten en acciones a un valor total del paquete, junto al capital, de un euro. Es decir, lo pierden todo. Ya alertamos sobre los Co-Cos aquí.
¿Qué pasa con los depósitos, planes de pensiones, fondos o las hipotecas?
Los depositantes no sufren y las hipotecas y préstamos, depósitos, planes de pensiones, etc. no sufren. Solo sufrirá si tiene usted instrumentos de ahorro (fondos de inversión, planes de pensiones) que tengan un porcentaje alto invertido en acciones o deuda subordinada del Popular, ya que esas inversiones se valorarán a cero.
Ahora, ante la evidencia de la liquidación, aparecen las manipulaciones de los de siempre.
Primero, el Santander no compra “barato” por un euro. No existía una sola oferta competidora ni a precio superior, y no será por falta de intentos. El nuevo equipo directivo, que heredó un banco que ya estaba más que en la UVI, no ha parado de buscar por activa y por pasiva cualquier opción de compra. Pero el agujero patrimonial superaba en mucho a los activos atractivos que aún posee el banco (según confirma el propio MUR).
La compra no es un chollo, sino un favor que hace el Santander ocupándose de gestionar y reestructurar el barco hundido, ante el riesgo de que depositantes por encima de cien mil euros y deuda senior también sufriesen.
El propio Banco Santander explica que la operación, incluyendo 7.000 millones de ampliación de capital, no aumentará en nada su capital. Eso nos muestra que, como mínimo, el agujero patrimonial adicional que estima en Popular la entidad presidida por Ana Patricia Botín, es muy superior a su capital, sus bonos subordinados y además un monto adicional.
¿Lecciones del Popular?
Para inversores y analistas, y ya van nosecuantas veces, vuelve a mostrar la importancia de analizar con seriedad y rigor los ratios de solvencia y de liquidez de las entidades financieras. Es esencial que dejemos de repetir el cuento de que “los bancos suben mucho” y que “es una buena empresa”, “los fundamentales no han cambiado” y “tiene buen dividendo”. Es esencial que analicemos el riesgo en entidades tan apalancadas.
Mi más sincera enhorabuena a Samlyn, Lansdowne, Oceanwood y todos los que –contra viento y marea- identificaron las debilidades estructurales del Popular y lo reflejaron en sus inversiones cortas.
Me alegro, a su vez, que los bancos eficientes hayan sorteado la liquidación de Popular y que el mercado, a cierre de este artículo, no penalice a justos por pecadores.
Por favor, empiecen a valorar el riesgo –como mínimo la probabilidad- de provisiones adicionales dentro de las incuestionables fortalezas de las entidades.
Creo que a los inversores españoles ya nos toca empezar a leer más estados de origen y aplicación de fondos y más balances y menos teorías de conspiración y “a largo plazo todo sube”. Todos debemos aprender.