Salvo en el IVA (+182 millones), el Gobierno falló en todos los cálculos realizados sobre la evolución de los impuestos. Las desviaciones entre lo presupuestado y lo realmente ingresado se dieron en IRPF (-3.016 millones), Impuesto sobre Sociedades (-3.190), Impuestos sobre la Renta de los No Residentes (-28) e impuestos especiales (-187)
¿Quiénes son los culpables?
La desviación respecto a las previsiones presupuestarias en 2016 fue negativa, de 7.271 millones. Los ingresos recaudados estuvieron un 3,8% por debajo de lo presupuestado.
Según refleja el informe de la recaudación tributaria de 2016, publicado por la AEAT, las ganancias en los mercados tuvieron parte de esa responsabilidad. Según detallan en el informe, pese a que el PIB creció un 3,2%, dos décimas por encima de lo esperado, el crecimiento de precios y salarios fue muy inferior al previsto; pero las rentas de capital mobiliario y ganancias patrimoniales tuvieron también una evolución más negativa.
Según la explicación dada al respecto, sorprendió la fuerte caída en las ganancias patrimoniales asociadas a los reembolsos de los fondos de inversión, así como un descenso, superior al previsto, en los tipos de interés de los depósitos bancarios.
A pesar de un entorno económico favorable, el PIB creció un 3,2%, dos décimas por encima de lo estimado, el crecimiento de precios y salarios fue muy inferior al previsto, lo que moderó el incremento de las bases imponibles. Las rentas de capital mobiliario y las ganancias patrimoniales tampoco ayudaron a cumplir objetivos.
La recaudación por retenciones del capital mobiliario para el total de IRPF, Sociedades e IRNR fue de 4.357 millones en 2016, con una disminución del 6,6% respecto a 2015. Esta disminución se explica a partes casi iguales por la caída de las rentas del capital mobiliario y por la reducción en los tipos legales de retención.
Las rentas de capital se redujeron un 2,6%. Es el quinto año consecutivo de caída, si bien la de 2016 fue de mucha menor intensidad que la de los cuatro años anteriores. En realidad, la disminución es casi permanente desde el máximo alcanzado en 2008 (sólo repuntaron en 2011), con una reducción del 56% en el volumen de rentas declaradas desde dicho máximo.
Los ingresos por retenciones de arrendamientos se redujeron un 2% en 2016, situándose en 2.479 millones. Las rentas correspondientes a estos alquileres sujetos a retención subieron un 2,8%. Son ya dos años de subidas que siguieron a otros seis de caídas consecutivas.
El tipo de retención legal bajó escalonadamente, igual que el del capital mobiliario, desde el 21% en 2014 hasta el 19% en vigor al comienzo de 2016. En promedio, la disminución anual fue del 3,8%, lo que provocó una ligera disminución en la recaudación devengada, del 1,1%.
Los ingresos por retenciones sobre fondos de inversión descendieron un 34,8%, tras las fuertes subidas observadas en los dos años anteriores. Las ganancias patrimoniales por venta de fondos, la base sobre la que gira la retención, disminuyeron un 28%. La ganancia media ligada a cada reembolso fue similar a la del año anterior, por lo que la reducción provino de un menor volumen de reembolsos. Las ganancias frenaron su caída a final de año, posiblemente por el adelantamiento de algunas operaciones ante el nuevo tratamiento de los derechos de suscripción a partir de 2017.
Los intereses de depósitos bancarios siguieron con fuerte descenso en 2016 (-46,9%). La rentabilidad de los nuevos depósitos activos fue casi nula en 2016. Por eso, el ahorro colocado en estos activos se fue trasladando paulatinamente hacia otros activos financieros, en la búsqueda de una mayor rentabilidad. Así, además de la caída global de las rentas de capital, los intereses pierden mucho peso en el total: en 2013 representaban casi la mitad de las rentas, porcentaje que cayó al 15,6% en 2016.