Por Marianna Parraga y Alexandra Ulmer
Mientras Caracas lucha por contener una crisis económica y protestas callejeras, Moscú está utilizando su posición como prestamista de último recurso para ganar más control sobre las reservas de crudo del país OPEP, las más grandes del planeta.
La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha estado negociando en secreto al menos desde principios de este año con su homóloga rusa Rosneft y le ha ofrecido participaciones en hasta nueve prolíficos proyectos petroleros, según un alto representante del Gobierno venezolano y dos fuentes del sector familiarizadas con las conversaciones.
En abril, Rosneft entregó a PDVSA más de 1.000 millones de dólares a cambio de envíos futuros de petróleo. En al menos dos ocasiones, Venezuela ha utilizado el dinero ruso para evitar incumplimientos con tenedores de su deuda, dijo a Reuters un alto cargo de PDVSA.
La estatal rusa también se ha posicionado como un intermediario en ventas de petróleo venezolano a clientes en todo el mundo. Gran parte de los barriles terminan en refinerías de Estados Unidos, a pesar de las sanciones estadounidenses contra Rusia, ya que son vendidos a través de firmas especializadas en el comercio de hidrocarburos.
El creciente control de Rusia sobre el petróleo venezolano le da un mayor peso en los mercados de energía de América.
Rosneft ahora revende cerca de 225.000 barriles por día (bpd) de crudo venezolano -equivalentes al 13 por ciento de las exportaciones totales del país sudamericano-, lo suficiente para satisfacer la demanda diaria de un país como Perú.
La mayor parte del petróleo que Venezuela le entrega a Rosneft va al pago de miles de millones de dólares en préstamos que el Gobierno de Maduro ya ha gastado.
El gobierno socialista de Maduro necesita el dinero ruso para financiar desde pagos de bonos hasta importaciones de alimentos y medicinas en medio de una grave escasez.
Legisladores de oposición dicen que Rusia se está comportando más como un depredador que como un aliado.
"Definitivamente Rosneft ha estado aprovechando la circunstancia", dijo Elías Matta, vicepresidente de la comisión de energía del Parlamento, de mayoría opositora. "Saben que es un Gobierno débil que está urgido de dinero y ellos son tiburones".
Como Matta, otros parlamentarios han criticado los pactos que dicen soportan los esfuerzos de Maduro para instaurar una "dictadura" en el país caribeño.
Los gobiernos de Venezuela y Rusia declinaron comentar sobre las negociaciones y las crecientes deudas de Caracas con Moscú. PDVSA y Rosneft no contestaron a peticiones de comentarios.
El Gobierno de Maduro se ha vuelto más dependiente de Moscú en los últimos dos años, después de que China redujera los préstamos a Venezuela debido a los retrasos en los pagos y a la corrupción que enfrentan las firmas chinas que operan en el país sudamericano, dijeron dos fuentes de la industria.
Muchas multinacionales en todo el mundo, mientras tanto, casi han anulado sus operaciones venezolanas.
Pero Rosneft ha tomado el camino opuesto aprovechando los tiempos difíciles de Venezuela como una oportunidad de compra de activos petroleros de alto valor a largo plazo.
"Los rusos están llevando a Venezuela hacia el fondo", dijo un diplomático occidental que ha trabajado en asuntos relacionados con la industria petrolera de Venezuela.
Mientras otras empresas han hecho sus maletas y se han ido del país, Rosneft ha añadido un piso a sus oficinas en Caracas y ha incrementado personal. La firma rusa ha contratado a profesionales de PDVSA y ha traído a más ejecutivos rusos a Venezuela, dijeron fuentes cercanas a Rosneft.
La expansión ofrece un sorprendente contraste: mientras los empleados de Rosneft trabajan en elegantes oficinas junto a carteles del presidente ruso Vladimir Putin y un busto del fallecido Hugo Chávez, afuera, jóvenes encapuchados protestan contra Maduro lanzando piedras y cócteles molotov.
Rosneft actualmente participa en cinco grandes proyectos petroleros venezolanos. Los negocios adicionales que PDVSA está ofreciendo a Rusia incluyen cinco en la Faja del Orinoco -el mayor reservorio de crudo del país-, tres en el Lago de Maracaibo y un proyecto en el Golfo de Paria, dijeron fuentes de la industria a Reuters.
En una propuesta separada, Rosneft también está en conversaciones para cambiar su colateral en la refinadora estadounidense Citgo, propiedad de Venezuela, por acciones en campos de gas y petróleo y productos refinados del país sudamericano, reportó Reuters en julio.
La maniobra busca, en parte, evitar las consecuencias de sanciones económicas desde Estados Unidos.
Rosneft ya ha sido sancionada en Estados Unidos tras la anexión rusa de Crimea en 2014. Además, el Gobierno de Donald Trump ha amenazado a Caracas con sanciones económicas en represalia a la instalación de una plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente.