El grueso de las familias españolas tiene ahora menos poder adquisitivo que hace un año. El entorno de bajos tipos de interés y su preferencia por mantener capital en liquidez y depósitos bancarios ha hecho que al menos un 64% de su riqueza en activos financieros haya perdido la partida a una inflación un 1,6% arriba en el mes de agosto.
La última lectura de la riqueza de las familias efectuada por el Banco de España se remonta al primer trimestre del año. Entonces, un 40,4% de sus activos financieros se concentraba en efectivo y depósitos. El alza del precio de los carburantes y otros bienes de consumo y servicios han hecho que después de un largo periodo sin inflación, este capital haya perdido poder a la hora de salir de compras.
A este montante, que en números redondos asciende a 859.059 millones de euros, hay que sumarle otros 295.079 millones de euros confiados a instituciones de inversión colectiva en las que no se ha alcanzado una rentabilidad al menos igual al repunte del 1,6% que en el último año se ha apuntado el precio de la cesta de la compra. Por debajo de este umbral se quedan en los últimos 12 meses la media de fondos monetarios, retorno absoluto, renta fija, renta fija mixta y garantizados, según los datos más recientes aportados por Inverco, la patronal española del sector de ahorro colectivo. Esta cantidad supone un 14,24% adicional del patrimonio financiero de las familias españolas.
Tampoco las reservas de seguros, que suman un 9,1% de este patrimonio aportan rentabilidad, con lo que los hogares también salen perdiendo en este punto. Con todo, se alcanza un 63,74% del patrimonio financiero total de 2,071 billones de euros recogido por el Banco de España en su último termómetro a la cartera de los ciudadanos nacionales. Una cifra que aún habría de ser mayor al considerar con un detalle que no aportan los datos disponibles, pues parte de la inversión directa en acciones cotizadas y no cotizadas posiblemente esté aportando a sus responsables una rentabilidad inferior a la que sería necesaria para contrarrestar el ascenso del índice de precios al consumo.
Más probable aún es que buena parte de la inversión directa en renta fija haya sufrido en primera persona el efecto de los tipos cero frente a unos precios que comienzan a despuntar cerca del objetivo del 2% interanual que se ha marcado el Banco Central Europeo. En este sentido, pocas referencias soberanas europeas cotizan a rendimientos superiores al 1,6% de la inflación en vencimientos hasta diez años.
En el caso de las referencias a más corto plazo, los tipos negativos son habituales en muchos países de la Eurozona. Un cóctel en el que no hay que olvidar que poco frecuente es la inversión directa de las familias españolas en bonos denominados de alta rentabilidad o `high yield¿. En cualquier caso, la suma de estas posiciones apenas supone un 1,7% de los más de dos billones de capital que suma el Banco de España.