El producto interior bruto (PIB) del país creció un 0,3 % en comparación con el segundo trimestre de 2016, según los datos del estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
El sector agropecuario, que en el primer trimestre subió un 13,4 % -su mejor resultado en 20 años-, se mantuvo estable entre abril y junio, mientras que la industria cayó un 0,5 %, lastrada por la construcción, que retrocedió un 2 %.
El sector servicios tuvo un impulso del 0,6 % en el segundo trimestre, gracias principalmente a la mejora del comercio (1,9 %) y de las actividades inmobiliarias (0,8 %).
El consumo de las familias, uno de los principales motores de la economía brasileña y que supone alrededor del 60 % del PIB, volvió a crecer después de nueve trimestres en negativo, con una expansión del 1,4 %.
El crecimiento del consumo se ha visto estimulado por la reducción de la tasa de interés y por la fuerte caída de la inflación en los últimos meses.
La economía brasileña, la mayor de Sudamérica, acumuló así dos trimestres consecutivos en positivo y dio señales de recuperación, después de dos años de profunda recesión.
El PIB se contrajo un 3,8 % en 2015, el peor resultado en 25 años, y bajó un 3,6 % en 2016, con lo que encadenó por primera vez desde la década de 1930 dos años consecutivos en negativo.
De acuerdo con las previsiones de los analistas del mercado financiero, la economía debe crecer este año un 0,39 % y avanzará hasta el 2 % en 2018.
Para el presidente Michel Temer, la mejora de la economía es resultado del plan de ajuste fiscal propuesto por el Ejecutivo para reequilibrar las maltrechas cuentas públicas del país y que incluye importantes reformas económicas, aunque la mayoría todavía necesitan la aprobación del Congreso.
Entre ellas destacan una nueva ley laboral y la revisión del actual sistema de pensiones y de jubilaciones, que cuentan con el apoyo del sector financiero.