México, con un 17,2 % del PIB, y Chile, con un 20,4 %, siguieron distanciados un año más en la cola de la lista por detrás de Turquía (25,5 %) y Estados Unidos (26 %), indicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su estudio sobre la recaudación de impuestos publicado hoy.
No obstante, México fue uno de los que mayor incremento experimentó entre 2007 y 2016.
Durante esos ocho años, donde más creció en términos relativos el peso de los impuestos fue en Grecia (7,4 puntos porcentuales hasta el 38,6 % del PIB, en gran medida por el hundimiento económico del país a causa de la crisis.
A continuación venían, con subidas superiores a tres puntos porcentuales, Estonia (al 34,7 %), México (al 17,2 %) y Eslovaquia (32,7 %).
En 2016 y con respecto al ejercicio precedente, el mayor ascenso se constató también en Grecia (2,2 puntos porcentuales) en razón de un alza del impuesto sobre la renta, del impuesto de sociedades y de tasas sobre bienes y servicios.
La segunda mayor progresión interanual fue la de Holanda (1,5 puntos al 38,8 %) debido a una elevación de las cotizaciones sociales y de los impuestos sobre bienes y servicios.
El pasado año, los Estados con mayor fiscalidad del conocido como el "club del mundo desarrollado" fueron Dinamarca (45,9 % del PIB, como en 2015), Francia 45,3 %, tres décimas más), Bélgica (44,2 %, seis décimas menos), Finlandia (44,1 %, cuatro décimas más), Suecia (44,1 %, ocho décimas más) e Italia (42,9 %, cuatro décimas menos).
Los descensos más pronunciados durante ese ejercicio se dieron en Austria (un punto porcentual, al 42,7 %) y en Nueva Zelanda (nueve décimas al 32,1 %).
Desde la víspera del estallido de la crisis en 2007 y hasta 2016, donde más cayó el peso de los impuestos fue en Irlanda (7,4 puntos porcentuales, al 23 %) y en Noruega (4,1 puntos al 38 %).
Para el conjunto de la OCDE, la serie histórica comenzó con un 24,8 % en 1965, lo que significa un alza de 9,2 puntos porcentuales hasta el 34 % del PIB de 2015.
Los autores del estudio atribuyeron esa evolución a la necesaria financiación de un sector público que ha ido incorporando nuevos servicios y prestaciones en este tiempo.
Si se observan las fuentes de recaudación, en 2015 se situaron en cabeza las contribuciones sociales (25,8 % del total), el impuesto sobre la renta (24,4 %) el impuesto sobre el valor añadido (IVA, 20 %) y otras tasas sobre el consumo (12,4 %).
El impuesto de sociedades representó un 8,9 %, los impuestos sobre la propiedad un 5,8 % y el resto de las tasas un 2,7 %.
En nueve países, el impuesto sobre la renta supuso más del 40 % del total: Australia, Canadá, Dinamarca (el máximo, un 55,2 %), Islandia, Irlanda, México, Nueva Zelanda, Suiza y Estados Unidos.
En el otro extremo, el impuesto sobre la renta ni siquiera llegaba al 10 % ni en Eslovaquia (9,7 %) ni en Chile (9,8 %).
Las cotizaciones sociales significaban más de un tercio de la recaudación en la República Checa (43,1 %), Eslovaquia (42,7 %), Eslovenia (39,7 %), Japón (39,4 %), Polonia (38,5 %), Holanda (37,8 %), España (33,8 %), Austria (33,6 %) y Estonia (33,4 %).
Por su parte, no existían en Australia ni en Nueva Zelanda, ni casi en Dinamarca (0,1 %), y apenas contaban un 6,9 % en Chile y un 9,8 % en Islandia.
En cuanto al IVA, inexistente en Estados Unidos, en el resto de los países se movía en una horquilla que iba del 12,4 % de los ingresos fiscales en Suiza, del 13 % en Australia, del 13,2 % en Canadá y del 13,7 % en Japón hasta el 40,8 % en Chile, el 29,7 % en Nueva Zelanda, el 27,3 % en Estonia y el 26,5 % en Letonia.