La nueva ley, argumentan, está diseñada para perjudicar a estados con mayoría demócrata y costará a sus contribuyentes miles de millones de dólares.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ya había adelantado a principios de mes su intención de llevar la reforma ante los tribunales al considerarla "inconstitucional" y un "asalto fiscal" a los neoyorquinos.
Hoy, Cuomo anunció a través de su cuenta en Twitter que la acción se llevará a cabo de la mano de los vecinos Nueva Jersey y Connecticut.
En concreto, estos estados rechazan frontalmente el límite impuesto por las autoridades federales a las deducciones que los contribuyentes pueden hacer de los impuestos locales y estatales que pagan.
Ello impacta, sobre todo, en zonas de altos impuestos como Nueva York y áreas vecinas o estados como California, donde muchos ciudadanos verán aumentar sus impuestos federales.
Según el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, la medida es un "castigo claro y políticamente motivado" a los estados demócratas.
Su homólogo de Connecticut, Dan Malloy, denunció en Twitter que la nueva legislación impulsada por los republicanos ofrece enormes beneficios para los más ricos y pasa el coste a la clase media.
"Esta ley daña verdaderamente a los contribuyentes de Connecticut, que pueden perder más de 10.000 millones de dólares en deducciones de impuestos estatales y locales", añadió.