Las hipotecas en España no son como la de Irene Montero y Pablo Iglesias. Por más que Juan Carlos Monedero insista en televisión en caracterizar a los líderes de Podemos como una pareja cualquiera que se hipoteca a 30 años como los demás, lo cierto es que su hipoteca, según sus propios términos, es más de casta que de pueblo.

El director general de Chamberí Asset Management, José Luis Ruiz Bartolomé, arrojaba este domingo en Twitter varios datos del colegio de registradores y los comparaba con los datos que conocemos de la hipoteca de Iglesias y Montero. Y la conclusión está clara: más allá de lo lícito que sea comprarse una casa con dinero ganado legalmente, no hay nada que esté en la media en la transacción.

Para empezar, los 540.000 euros de la hipoteca son casi tres veces la hipoteca media contratada más alta de cualquier comunidad autónoma. Si en Madrid esta cifra asciende a 187.285 euros de crédito hipotecario medio, la financiación de Iglesias y Montero triplica este importe. Es también casi 4,5 veces la hipoteca contratada media en España, que asciende a 121.123 euros.

Y no es sólo porque la casa, que algún tuitero rebautizaba como ‘la morada’, en referencia a los colores del partido, sea muy grande. También el metro cuadrado es más caro que la media. Si nos referimos al nuevo crédito hipotecario por metro cuadrado, el ‘casoplón’ de La Navata también supera la media madrileña. 2.015 euros por metro cuadrado frente a los 1.794 euros/metro cuadrado de Madrid y los 1.239 euros/metro cuadrado de la media nacional.

Para ello, la duración media también es mayor de lo normal. 360 meses frente a los 315 de Madrid y los 284 de toda España.

Y, desde luego, la cuota media es más del doble que la de Madrid: los “algo más” de 800 euros que pagan por cabeza Montero e Iglesias, entre 1.601 y 1798 euros a falta de conocer el importe exacto, son más del doble que la cuota hipotecaria mensual media de Madrid en el primer trimestre de 2018, que ascendía a 771,9 euros. Y triplica los 551 euros/mes de la media nacional.

Asumiendo que la hipoteca es a tipo variable -lo contrario sería un escándalo-, Iglesias y Montero están en la norma, pero no tienen en cuenta una creciente tendencia que favorece la hipoteca a tipo fijo para garantizar la estabilidad de las familias y evitar la exposición a escenarios hipotéticos de tipos de interés altos. Si se repiten escenarios por encima del 7% como los que hemos visto en España en un par de ocasiones en los últimos veinte años, la cuota de la morada de La Navata se disparará por encima de los 3.500 euros.