Invertir o no. Es la gran pregunta y no todos podemos responderla de igual manera. Cada persona es diferente y la oferta de productos de inversión es abrumadora, especialmente para quien no tiene una formación específica en finanzas. Eso acaba provocando reticencias en quienes buscan mayor rentabilidad para su dinero, dejando escapar buenas oportunidades.
A veces un cliente no busca la información más técnica, sino tener un interlocutor que le aclare de forma sencilla lo que desconoce o que más (o menos) le conviene, de acuerdo a su personalidad y situación económica. Como en toda operación, de mayor o menor riesgo, tener sobre la mesa todas las variables es el primer paso hacia el camino más adecuado para las cuentas personales.
De ahí que las entidades busquen formas de comunicación más sencillas con el usuario. Un ejemplo es el chatbot que ha desarrollado AXA para sus productos de inversión. El sistema establece una conversación con el cliente a través de la cual, y mediante una serie de preguntas, otorga a la persona un perfil tipo de riesgo.
"Tu futuro económico, a punto de cambiar"
No es un examen; solo se pregunta acerca de cuestiones del día a día planteadas de manera divertida y que, por otra parte, se ajustan a los cuestionarios de idoneidad y conveniencia de la Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID). Se trata de acercar estas nuevas finanzas a todos los usuarios. La única condición es "conceder 90 segundos" para demostrar que "tu futuro económico está a punto de cambiar".
"Eres un lobo o un elefante"... bien, el resultado tampoco es el esperado en un tema tan aparentemente árido y el chatbox lo sabe: "Anda, borra ese gesto de sorpresa", nos dice. Y es que, lejos de catalogaciones anquilosadas y técnicas, ¿qué mejor que identificarte con un animal? Hay seis posibilidades; por ejemplo, yo soy un lobo. Puedes descubrir el tuyo AQUÍ.
El sistema segmenta el tipo de usuario en seis perfiles de acuerdo a sus respuestas y argumenta las semejanzas entre su personalidad y el animal con el que te identifica: desde la querencia por el riesgo al interés por cada detalle del entorno pasando por el dinamismo, la capacidad de adaptación o las rutinas diarias.
Por ejemplo, un lobo podría considerarse un inversor "precavido y cuidadoso, sin miedo a recorrer grandes distancias si sabes que al final obtendrás un buen fruto". Sería un perfil moderado, al estilo del delfín, pero más cerca del riesgo que pueden asumir, por ejemplo, los tiburones o las águilas, animales "audaces" cuya "fortaleza y conocimiento del entorno les permite atacar cualquier mercado financiero".
En el otro extremo están las ardillas y los elefantes, que pese a la diferencia de tamaño comparten un espíritu más consevador y "no les gustan los grandes cambios". "Irían a lo seguro y sin correr demasiados riesgos".
Hay un séptimo animal: el búho, que destaca "por su sabiduría". Su figura está reservada, no obstante, para el propio chatbot. Con la información recabada y teniendo en cuenta el perfil con el que conversa, el búho pone en contacto al cliente con un especialista en asesoramiento financiero para que oriente y acompañe al usuario en su proceso de decisión para 'cazar' la mejor inversión para él.