Este verano abrí una libreta de ahorros a mis hijos. Un proceso que, por cierto, me obligó a hacerles sus primeros DNI. El objetivo es que aprendan a ahorrar y sepan de la importancia de reservar parte de la renta disponible bien para inversiones futuras, bien para imprevistos.
Aunque el proceso de apertura fue engorroso y no dieron a los niños el estuche prometido porque no les quedaban existencias en la sucursal, al menos las libretas les dan acceso a la banca online y mis hijos pueden ver, en la propia aplicación, cómo crecen sus ahorros. Todo este proceso me hizo preguntarme por qué ninguna entidad lanza un neo banco muy gamificado para niños. Yo lo haría...
Quizá porque me esfuerzo en dar una educación financiera a mis hijos, me molesta especialmente la mala actitud de un partido político, Podemos, cuya "clientela" está formada, en buena medida, por jóvenes.
Concretamente, me he indignado con el vídeo de una veinteañera que entró en política con 42 euros en el que arremete contra un libro destinado a enseñar a los niños conceptos bastante básicos, calificándolo de "indecente".
Porque lo más paradójico de la actitud de Podemos es que, con todo su arsenal dialéctico en defensa de los desfavorecidos, sus posturas promueven que sigamos teniendo una población incapaz de defenderse de los abusos por no tener recursos ni información suficientes sobre el mundo que les rodea.
Durante años he discutido con mi amigo Rubén Sánchez, portavoz de Facua, sobre cómo siempre se pone la responsabilidad en lo que hacen las empresas -algo muy necesario- y pocas veces se presta atención a la responsabilidad individual de los ciudadanos. Muchos españoles no buscamos qué es lo mejor para nosotros y tenemos limitaciones a la hora de enfrentarnos con el mundo que nos rodea. Y yo no soy una excepción.
Quizá estoy más formado que la mayoría, pero se debe a que llevo quince años escribiendo sobre economía, no porque nadie se molestase a enseñarme nada cuando era pequeño. De hecho, toda mi educación financiera infantil consistía en ver a la Bruja Avería gritando "viva el mal, viva el capital".
Recuerdo a menudo el diálogo de La vida de Brian en el que se discuten los derechos de Loretta. Hay una parte de lo que propone que tiene todo el sentido. Otra parte era sólo "el símbolo de su lucha contra la realidad". Y en ésas está Podemos.
Las ventajas de un ciudadano ignorante
Para la formación morada lo ideal es un mundo en el que los ciudadanos, como los estados, se sobreendeudan. Uno en el que muchos españoles no saben cómo funcionan los tipos de interés y las tablas de amortizaciones y en el no tienen ni idea de lo que es una cláusula suelo al firmar una hipoteca. Quieren un mundo en el que todo el mundo termina invirtiendo únicamente con dos perfiles de riesgo: el de los depósitos de las sucursales bancarias y el de los cuñados.
Su estrategia debería ir justo en dirección contraria. Y es que una mayor educación financiera no va, necesariamente, a favor de los bancos. Estos, durante años, han aprovechado la falta de educación financiera de los españoles para pescar en un barril con dinamita. Sólo hay que mirar qué porcentaje de nuestros ahorros están en depósitos en lugar de en productos de inversión con distintos perfiles de riesgo.
En lo que a educación financiera se refiere, Podemos actúa como un padre empeñado en que sus hijos jueguen sólo al parchís cuando el ajedrez es una asignatura obligatoria. El ciudadano informado puede querer que el parchís sea el juego de moda y, a la vez, aprender a jugar al ajedrez. No son incompatibles. Una persona puede decidir si invierte, cómo invierte o la moralidad de las inversiones que acomete. Pero si no aprende las reglas del juego, perderá siempre.
Ojalá los españoles tuviésemos mucha más información sobre nuestras finanzas. Las aplicaciones de los bancos y los ‘roboadvisors’ van en la buena dirección. Lejos quedan los tiempos en los que nuestra única relación con el dinero consistía en que una impresora matricial apuntase en una libreta de papel el dinero gastado y el dinero ingresado. Pero aún queda mucho por hacer.
Demos a nuestros jóvenes herramientas para decidir cómo quieren que sea su futuro, porque no podemos hablar de la generación más preparada de la Historia si están ilustradísimos en todo excepto en cómo capitalizar sus conocimientos.
El ignorante y el desinformado es quien está a merced de los poderosos y no tiene herramientas ni estímulos para buscar una salida. ¿Quién querría poner a los españoles la pierna encima para que no levanten cabeza?
¿Lo único bueno de todo este asunto? Los libros de María Jesús Soto vuelan de las tiendas. Parece que, cuando hablamos de Podemos y de finanzas personales, muchos españoles lo tienen claro: conviene hacer exactamente lo contrario de lo que predican. Porque, afortunadamente, el emprendimiento y la inversión son herramientas disponibles para todos. En cambio, pasar de ser estudiante en prácticas a diputado, o conseguir títulos en las rebajas de la Universidad Rey Juan Carlos, está al alcance de sólo unos pocos.