Tras muchos años de tirar el balón hacia delante respecto al sistema español de pensiones, comienza a generarse un clima de opinión que coincide en la necesidad de revisar de forma profunda la fórmula de la remuneración de las jubilaciones para las próximas décadas. La curva demográfica, el aumento de la esperanza de vida y los problemas de recaudación estatales hacen difícilmente evitable modificar el actual sistema para hacerlo sostenible de cara al futuro.
El estudio “Gestión eficiente del ahorro tras la jubilación”, presentado por la Fundación Edad&Vida y VidaCaixa, ahonda en esta problemática lanzando una serie de advertencias. Indica que situaciones como la dependencia, la longevidad o la falta de liquidez están poniendo en riesgo la situación económica de las personas mayores en España.
Tal como apunta José Antonio Iglesias, vicepresidente de Edad&Vida y Subdirector General de Negocio de VidaCaixa, “España es uno de los países más longevos del mundo. Los avances de la ciencia, el estilo de vida saludable y la dieta equilibrada son el signo de las sociedades más avanzadas y el conjunto de factores que nos permite vivir más y con más calidad de vida". Sin embargo, esto implica que las personas mayores "van a necesitar cada vez una mayor cantidad de recursos económicos, de la que hoy en día no somos muy conscientes”, agrega.
En palabras de Montse Guillén, catedrática del Departamento de Econometría, Estadística y Economía Española y directora del Riskcenter de la Universidad de Barcelona (UB): “Vivir más de lo esperado o entrar en situación de dependencia puede llegar a tener un impacto muy relevante en la economía de los pensionistas”. Ante esta situación, los expertos recomiendan elaborar un mapa de riesgos personalizado que permita tener una visión global y entender la importancia de gestionar adecuadamente el ahorro a lo largo del tiempo.
Riesgo de liquidez por la longevidad
La diferencia entre la edad de jubilación y la esperanza de vida se ha disparado en las últimas décadas. Ante esta situación, y tras experiencias fallidas en España como la hipoteca inversa, un nuevo producto se está abriendo paso como solución a la falta de liquidez de las personas jubiladas.
Es el caso de las rentas vitalicias que siguen la siguiente lógica: actualmente, en España contamos con una parte de la sociedad de edades avanzadas que tiene dificultades de liquidez en su día a día pero que, en cambio, cuenta con patrimonio. La situación incentiva a convertir ese patrimonio en liquidez, es decir, en dinero, y así complementar las pensiones que no sirven para cubrir las necesidades económicas.
El estudio constata la función de las rentas vitalicias para mitigar el riesgo de longevidad que se produce al entrar en la etapa de jubilación, ya que garantizan una renta mientras el cliente viva, sin que implique necesariamente renunciar a la disponibilidad de su dinero.
Según el análisis del Riskcenter, al tratarse de un producto pensado a largo plazo, puede aportar rentabilidades garantizadas superiores a las que se ofrecen en otros productos que invierten a más corto plazo. Existen diferentes tipos de rentas vitalicias que proporcionan flexibilidad y adaptación a las necesidades de sus titulares, más allá de conseguir una renta de por vida, como pueden ser el deseo de legado o herencia, o la posibilidad de rescatar el producto, a pesar de ser vitalicio, en caso de necesidad.
El estudio concluye que los poderes públicos tienen el reto de facilitar el desarrollo de un mercado eficiente para las rentas vitalicias a través, por ejemplo, de incentivación fiscal, emisión e incentivación de activos financieros a muy largo plazo, además de facilitar la puesta en marcha de mercados de cobertura de riesgos de longevidad.
Falta de capacidad de planificación
El estudio hace hincapié en la necesidad de un cambio de mentalidad y, a la vez, la importancia de planificar de la forma más completa posible los años posteriores a la jubilación. En España la mayor parte de los ingresos durante la jubilación provienen de la pensión pública de jubilación y del ahorro que se haya podido acumular durante la vida activa. Por ello, en primer lugar es importante disponer de información clara y precisa sobre la cuantía de la pensión.
En segundo lugar, y para establecer la cantidad de ahorro que será necesaria para complementar la pensión, el estudio recomienda que las necesidades económicas se planteen desde una perspectiva global, es decir, teniendo en cuenta que los ingresos permitan garantizar una renta mínima para vivir, asegurar posibles contingencias de salud y dependencia, disponer de un ahorro mínimo para contingencias no previstas, y utilizar el resto del ahorro para alcanzar un nivel deseado de vida y para dejar herencia en caso de que así se desee.
Aumento de información
El estudio recuerda que el papel de los gobiernos es decisivo a la hora de facilitar una información fiable y accesible que permita a las personas optimizar la toma de decisiones sobre el ahorro que necesitarán. Para ello es importante también poner a disposición de los ciudadanos información sobre el funcionamiento del sistema público, los riesgos a los que se enfrenta y los ajustes a los que puede estar sometido.
Así mismo, el informe propone la colaboración entre la Administración y el sector financiero y asegurador para diseñar productos que garanticen el cobro de pensiones suficientes y sostenibles en el tiempo. Todas las soluciones deberían contar con una regulación y un desarrollo normativo suficiente para mitigar los riesgos que pueden surgir, para dotarlas de estabilidad y para garantizar el cobro de prestaciones justas.