Ángel Calvo
El nuevo presidente de Renault, Jean-Dominique Senard, tiene como su predecesor, Carlos Ghosn, una gran experiencia como directivo, pero también un carácter contrapuesto marcado por su sensibilidad social y pocas dudas sobre su comportamiento ético.
Hasta este jueves Senard era el "número uno" del fabricante francés de neumáticos Michelin, un puesto al que había llegado en 2012 y del que ya tenía programada su sucesión para el mes de mayo, así como el nombre de quien le debía sustituir, su delfín Florent Menegaux, un hombre de la casa.
Senard, que cumplirá 66 años en marzo, es hijo de diplomático con raíces aristocráticas y quienes le conocen lo describen como cortés y atento.
Estudió Derecho y Comercio en una de las elitistas escuelas que forman a los grandes empresarios franceses y comenzó su carrera con responsabilidades financieras y operativas en la petrolera Total entre 1979 y 1987, y luego en el grupo de materiales de construcción Saint Gobain, hasta 1996.
De ahí pasó al fabricante de aluminio Pechiney, del que se convirtió en presidente, encargado de gestionar la absorción por Alcan, que había lanzado una opa hostil.
En Michelin ingresó en marzo de 2005, inicialmente como director financiero y luego escalando posiciones hasta la cúspide.
Cuenta con el pleno respaldo del Gobierno francés, como lo dejó claro el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que dijo de él que "es un gran industrial. Tiene una concepción social de la empresa y lo ha demostrado varias veces".
Una referencia al diálogo con las instancias de los trabajadores en Michelin, pero también a la delicada gestión de la fusión Alcan-Pechiney, que se saldó con la supresión de cientos de empleos.
Tampoco se le pasaba por alto a Le Maire su participación en la redacción el pasado año, con la exdirigente sindical Nicole Notat, de un informe sobre cómo las empresas pueden integrar la dimensión social y medioambiental de su actividad.
El Elíseo (el Estado francés es el principal accionista de Renault, con un 15,01 % del capital y el 22 % de los derechos de voto) se decantó por él para Renault desde mediados de diciembre, cuando se hacía evidente que mantener formalmente la presidencia de Ghosn, encarcelado en Japón por irregularidades a las riendas de Nissan, era una ficción que no se podía prolongar.
A diferencia del cortante Ghosn -con fama de tener un carácter implacable y autoritario-, Senard no será el responsable ejecutivo, función que recaerá en Thierry Bolloré, que ya ha estado ejerciendo como director general operativo con carácter provisional desde noviembre.
Su principal reto al frente del consejo de Renault -en el que por edad no podrá permanecer tanto tiempo como Ghosn, que fue nombrado director general en 2005 y presidente en 2009- será restablecer la confianza en la alianza con Nissan, a la que se le han visto las costuras en los dos últimos meses.