El financiero multimillonario y filántropo George Soros advirtió hoy del peligro que representa la alianza entre los monopolios tecnológicos y los "regímenes represivos", especialmente China, cuyo presidente, Xi Jinping, se ha convertido, a su juicio, en "el oponente más peligroso de las sociedades abiertas".
"Quiero alertar de un peligro sin precedentes que amenaza la supervivencia" de nuestras sociedades democráticas, dijo Soros en la tradicional cena con medios de comunicación que participan en el Foro Económico Mundial de Davos.
Se trata, explicó, del "peligro mortal" que representa el uso por parte de regímenes represivos de los instrumentos de control que las grandes compañías tecnológicas están desarrollando a partir de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático.
Concentró la crítica en China y mencionó el proyecto de las autoridades de la República Popular de crear un "sistema de crédito social" en virtud del cual toda la información disponible sobre una persona se consolidará en una base de datos centralizada que permitirá evaluar, mediante algoritmos, si el individuo representa una amenaza para el régimen de partido único.
El sistema aún no está completamente operativo, pero, según Soros, "está claro hacia dónde se dirige". Lo encuentro, dijo, "espantoso y abominable".
China "no es el único régimen autoritario en el mundo, pero es sin duda el más rico, el más fuerte y el más desarrollado en aprendizaje automático e inteligencia artificial".
Esto convierte a Xi Jinping, en su opinión, "en el oponente más peligroso de aquellos que creen en el concepto de sociedad abierta" al que Occidente está acostumbrado.
Soros recordó los motivos por los que creó su Fundación para la Sociedad Abierta, que no son otros que combatir ideologías totalitarias y extremistas, una misión que descubrió muy joven huyendo del nazismo primero y del comunismo soviético después.
Que los regímenes autoritarios puedan declarar a sus grandes tecnológicas como "campeones nacionales", en lugar de someterlas a controles para preservar las libertades, "es lo que ha permitido a algunas empresas estatales chinas alcanzar e incluso superar a los gigantes multinacionales" occidentales.
Aunque la obsesión actual del anciano financiero es China, "las sociedades abiertas tienen muchos más enemigos, entre ellos, la Rusia de Putin", advirtió Soros.
Para conjurar el peligro, el primer paso es reconocerlo y, después, "formar una alianza efectiva" entre los defensores de la democracia, el estado de derecho y las libertades, tarea, aclaró, "que no se puede dejar a los gobiernos".
Soros aseguró que, pese a todo, hay motivos para la esperanza, porque existe una tradición en China que se remonta a Confucio según la cual "se espera que los asesores del emperador se manifiesten cuando están en total desacuerdo con una de sus acciones o decretos, incluso si eso puede resultar en el exilio o la ejecución".
También arremetió contra la ambiciosa iniciativa de las nuevas rutas de la seda que promueve Xi.
"Fue diseñada para promover los intereses de China, no los intereses de los países receptores; sus ambiciosos proyectos de infraestructura fueron financiados principalmente por préstamos, no por donaciones, y los funcionarios extranjeros a menudo fueron sobornados para aceptarlos", denunció.
Si el año pasado el blanco de Soros en Davos fue la persona del presidente de EE.UU., Donald Trump, esta vez elogió en cambio la decisión de su Administración de identificar a China como "rival estratégico".
"El presidente Trump es notoriamente impredecible, pero esta decisión fue el resultado de un plan cuidadosamente preparado", dijo.
Mientras tanto, continuó, "hay indicios claros de que se está produciendo un declive económico de amplia base en China, que está afectando al resto del mundo", lo que podría dar al traste con los planes de Xi.
El contrato social tácito en China, argumentó Soros, se basa en niveles de vida en constante aumento".
De modo que "si el declive de la economía y el mercado de valores de China es lo suficientemente grave, este contrato social puede verse socavado e incluso la comunidad empresarial puede volverse contra Xi Jinping".
Tal recesión, añadió, "también podría suponer la sentencia de muerte para la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, porque Xi puede quedarse sin recursos para continuar financiando tantas inversiones que generan pérdidas".
Soros afirmó haber cambiado de opinión respecto a China en el último año.
"Mi opinión actual es que, en lugar de librar una guerra comercial con prácticamente todo el mundo, los Estados Unidos deberían centrarse en China", afirmó.