Berlín, 28 ene (EFECOM).- El gobierno alemán descartó hoy imponer un límite de velocidad general en las autopistas, como rige en el resto de la Unión Europea (UE), por considerar que no tiene efectos positivos ni en la seguridad vial ni tampoco ecológicos.
"Hay medidas más inteligentes para proteger el medio ambiente", zanjó el portavoz gubernamental, Steffen Seibert, para añadir que un límite de velocidad revierte "apenas" en favor de la lucha contra el cambio climático.
El debate en torno a la implantación de un límite de velocidad se reabrió estos días a raíz de un informe de una comisión independiente que asesora al Gobierno de la canciller Angela Merkel, y que recomendaba establecerlo en los 130 kilómetros por hora.
Esta propuesta encontró un amplio respaldo entre la oposición, especialmente entre los Verdes, formación a la que los sondeos sitúan ahora en segundo lugar en intención de voto tras el bloque conservador de Merkel, así como entre el sindicato policial.
Ya el pasado fin de semana, el ministro de Transporte, Andreas Scheuer, de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), se mostró radicalmente contrario a limitar la velocidad en autopistas, a lo que ahora siguió la ratificación del portavoz de Merkel.
En Alemania rige un tope de velocidad generalizado de 50 kilómetros por hora en núcleos urbanos, que baja a 30 en algunas áreas ciudadanas, zonas residenciales o cercanía de escuelas.
En las carreteras nacionales el límite es de 100 kilómetros por hora para vehículos de hasta 3,5 toneladas, de 80 kilómetros por hora para los de hasta 7,5 toneladas y de 60 para los vehículos más pesados.
Sin embargo, sigue siendo el único país de la UE donde no hay un límite generalizado para sus cerca de 12.000 kilómetros de autopista.
En la práctica, apenas en una tercera parte de la red viaria se puede circular sin límite de velocidad, ya que en la mayoría de los tramos hay restricciones puntuales, por obras, por peligrosidad, por contaminación acústica u otros factores.
El debate en torno a un posible límite de la velocidad en carretera fue ya tema recurrente en tiempos del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, quien gobernó entre 1998 al 2005 con los Verdes, pero no accedió a las presiones de sus socios de implantar un tope.