Dogan Tilic
Ankara/Estambul, 2 feb (EFECOM).- El kilo de berenjenas que la semana pasada costaba cinco liras en un mercado de Estambul se paga hoy a doce. Esa subida, que afecta a otras hortalizas esenciales en la dieta turca, ha provocado la acusación de especulación por parte del Gobierno y la reacción de los vendedores de retirar productos.
"Si esas tiendas de comestibles siguen explotando a mi gente, es mi obligación hacerles pagar. Y lo haré", amenazó el presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, la semana pasada.
En reacción a ese ataque, muchos vendedores han comenzado a retirar berenjenas y pimientos de sus puestos, sumando así al elevado precio, la escasez de productos.
"Hubo que tomar una decisión ante la retórica que usan contra nosotros. Estamos intentando cerrar filas y no vender ciertos productos por un tiempo", justificó la medida el presidente de la Federación de Minoristas de Turquía (TPF), Mustafa Altunbilek.
Atrapados entre esas dos posturas, muchos ciudadanos han denunciado la repentina subida de verduras esenciales para la cocina turca, como el pimiento verde y la berenjena, que duplicaron sus precios en la última semana de enero.
El precio de los ingredientes para cocinar un menemen, una especie de revuelto de huevos, para cinco personas, ha pasado en diez días de costar el equivalente a 1,5 euros a valer casi cuatro.
En la explicación se mezclan complicados factores macroeconómicos y malas condiciones meteorológicas, resultando en una polémica que se ha convertido en uno de los principales temas de debate de cara a las elecciones municipales del 31 de marzo.
"Los precios medios del sector de alimentos mostraron en diciembre un incremento del 25 por ciento anual, es algo menos que en octubre, pero sigue siendo una subida importante", señala a Efe el economista Ahmet Öncü.
Según el diario Cumhuriyet, el aumento de los precios de los alimentos en enero ha elevado la inflación anual en la cesta del mercado un apabullante 55 %.
A esto se suman las malas condiciones atmosféricas en Antalya, la provincia mediterránea que produce el 53 % de las hortalizas de Turquía, y que sufrió un tornado a finales de enero.
El Gobierno lleva meses intentando controlar la inflación con medidas llamativas, como el despliegue de policías en los supermercados para anotar los precios e investigar a los comercios en los que se detecten subidas desacostumbradas.
El mes pasado, el Ministro de Finanzas registró depósitos de cebolla en Ankara para evitar medidas especulativas, y a finales de enero, el Ministerio de Comercio envió una circular a los gobernadores de las 81 provincias del país para pedirles que informasen semanalmente de los precios en el comercio minorista.
Pero cuando Erdogan arremetió en enero contra "los especuladores", acusándolos de traidores a la patria, la TPF reaccionó con la retirada de los productos.
Especialmente los pimientos verdes, las berenjenas y el calabacín podrían desaparecer de las estanterías.
El dueño de una cadena de supermercados confirmó a Efe que se debatía esta opción, pero aseguró que seguiría vendiendo estas hortalizas, pese a los altos costes, intentando ofrecer el precio más bajo posible en un mercado de libre competencia.
Por el momento, estas verduras aún están presentes en las tiendas y los mercados de calle de Estambul, si bien en menos puestos de los habituales.
"En invierno es normal que las verduras suban cuando en Antalya hace frío; mejora el tiempo y bajan de nuevo. Aunque tras el tornado nos podemos esperar una nueva subida", dijo a Efe un vendedor en un mercado callejero de Estambul.
"Es la ley de la oferta y la demanda. Cuando la gente no quiere comprar, los precios bajan", agregó.