No solo por su contribución al desarrollo científico y tecnológico, la industria farmacéutica se ha constituido como un importante motor de la economía por su impacto positivo en otros sectores como el empleo, la producción industrial y el comercio.
Las casi 350 empresas que operan en España fabricando productos farmacéuticos tienen una cifra de producción superior a los 15 millones de euros, lo que supone un 2,5% del total de la producción industrial y el 24% de la considerada alta tecnología, que engloba otras áreas como la robótica o la biotecnología.
Se trata, sin lugar a dudas, de una industria en crecimiento. Desde el año 2000, la producción de este sector en Europa se ha incrementado un 90%, según revela el estudio El valor del medicamento desde una perspectiva social, elaborado por el centro de investigación en Economía de la Salud Weber con el apoyo de Farmaindustria. En la actualidad, el valor de la producción europea es de aproximadamente 238.000 millones de euros y el sector farmacéutico español se ha colocado en el séptimo puesto de la producción europea.
Empleo estable y con mayoría femenina
El mismo informe de la Fundación Weber y Farmaindustria estima que el sector farmacéutico genera empleo directo para 40.000 personas, pero la cifra aumenta hasta los 200.000 puestos si se tienen en cuenta todos los puestos generados de forma indirecta como consecuencia de la actividad de las farmacéuticas. Entre los sectores denominados de alta tecnología, el farmacéutico es que el más empleo genera, pues cada puesto directo crea entre 2 y 4 empleos indirectos.
El perfil del empleo en este sector se basa en la alta cualificación, pues el 60% cuenta con estudios universitarios, y en la estabilidad, certificada por un 94% de empleos indefinidos. El citado estudio apunta a un futuro optimista para el empleo del sector. Sus previsiones apuntan a un crecimiento de 1,8% respecto a 2017, lo que supondría la creación de más de 1.000 nuevos puestos.
Un aspecto destacable de la industria farmacéutica es su fuerte componente femenino. El 52% de puestos están ocupados por mujeres en un área -la industria- donde tradicionalmente no llegan al 25% de la plantilla. En el área de I+D, además, el empleo femenino llega al 64%. En los altos puestos, las mujeres también han reforzado su presencia con una participación del 41% en los comités de dirección de la industria farmacéutica. Para poder valorar estas cifras, es importante conocer la situación de otros agentes de la economía. En las empresas del Ibex 35, por ejemplo, las mujeres no llegan a ocupar el 20% de los puestos de dirección y solo representan el 8,8% de las presidencias.
El valor del I+D para impulsar la producción farmacéutica
La industria farmacéutica engloba todas las acciones de fabricación, preparación y comercialización de medicamentos. Esta labor depende ampliamente del I+D para seguir desarrollando nuevos medicamentos, imprescindibles para el avance de la medicina y la mejora de salud de los pacientes. Gracias a la innovación en este ámbito y la irrupción de nuevos medicamentos, la esperanza de vida ha aumentado y enfermedades como el sida han dejado de ser mortales.
Las labores de investigación en el área de I+D precisan una amplia inversión durante un tiempo prolongado, ya que los medicamentos, como mínimo, necesitan entre 10 y 14 años de investigación y se calcula que esto supone una inversión de 2.400 millones de euros por cada medicamento.
En Europa, la industria farmacéutica destina un total de 35.000 millones de euros al I+D y nuestro país se ha visto respaldado por las altas cifras destinadas a la investigación. Los datos recogidos por Farmaindustria en El valor del medicamento desde una perspectiva social advierten del récord batido por la industria farmacéutica en su inversión en I+D en España. En 2017 creció un 5,7%, alcanzando la cifra histórica de 1.147 millones de euros y confirmando una tendencia al alza que se inició en 2014. La industria farmacéutica española es el primer sector industrial y el tercero de la economía que más invierte en I+D.
La innovación en el área de la producción farmacéutica no solo sirve para mejorar la salud y calidad de vida de la población sino que en el medio plazo se aprecian otros aspectos como el ahorro en el gasto sanitario (menos hospitalizaciones) y la reducción de costes sociales (en bajas médicas o dependencia).
El sector farmacéutico, que se basa precisamente en la innovación, ha sabido posicionarse a la vanguardia del modelo productivo en España. Bajo el punto de vista económico y social, son notables las aportaciones de esta industria, que destacan especialmente por las grandes inversiones en I+D y por los buenos resultados en la creación de empleo.