Cómo convertirte en tu propia jefa
El Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM) asesora sobre trámites, ayudas y financiación a las emprendedoras que quieren hacer realidad su idea de negocio.
12 febrero, 2019 02:52Paloma, Fátima y Sílvia. Son ejemplos de mujeres que decidieron trasladar una idea de negocio en algo tangible. Pero no son las únicas. Como ellas, miles de emprendedoras han buscado su futuro en un proyecto empresarial propio con el que convertirse en sus propias jefas.
Crear una empresa es una apuesta personal que constituye un viaje apasionante y satisfactorio, pero que conlleva una serie de sacrificios. Es una gran inversión a todos los niveles, empezando por el tiempo. Y es que muchas de las emprendedoras que deciden ponerse en marcha se enfrentan, para empezar, a trámites y gestiones con los que pueden no estar familiarizadas.
La labor de asesoramiento en este punto es, por tanto, una ayuda inestimable por parte del Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM) de la Cámara de Comercio de España. Solo durante el último año, atendió más de 11.000 solicitudes de información. No de todas estas consultas surge una empresa pero, en caso afirmativo, es un recurso que acompañará a la emprendedora durante todos los pasos del proceso. Y el siguiente en urgencia es el de la financiación, un apartado en el que la mayoría debe afinar mucho su plan de negocio para llegar a ser rentable.
Esa parte económica es otro de los campos en los que una empresaria debe sentirse segura. Aunque parta con un capital propio, es fácil que deba recurrir a fuentes de financiación externa para arrancar el proyecto o, simplemente, para acometer necesidades puntuales en su actividad. Y ahí es donde el PAEM pone al alcance de sus usuarias toda su experiencia para orientar a las usuarias hacia una u otra fuente de liquidez.
El programa cuenta con el apoyo financiero del Fondo Social Europeo y el Instituto de la Mujer, lo que le permite ofrecer el acceso a microcréditos sin avales. Están pensados tanto para las empresarias que inicien su camino como para las que tengan un negocio con menos de cinco años de antigüedad. Gracias a ellos, se puede financiar hasta un máximo de 25.000 euros, para la puesta en marcha, modernización o ampliación de la empresa.
Una idea con la que todos ganan
Estos servicios han permitido que desde 2001, año en el que nació el programa, hayan sido miles las mujeres que han materializado su idea, generando empleo y, en muchos casos, cubriendo una necesidad de la sociedad. Mucho de eso hay en el proyecto dirigido por Paloma González de Ramos, una joven veterinaria gallega que observó que en Galicia no existía un centro que diera servicio a las urgencias de las mascotas de la zona.
Era la primera piedra, aún simbólica, del Hospital Veterinario 4 de Octubre. Hoy, lleva abierto algo más de un año en Arteixo (a 4 km. de A Coruña). Pero el camino hacia lo que es hoy es un proceso en el que la burocracia podía resultar desalentadora. Es ahí donde cobra utilidad la tutela del PAEM, que en este caso, y según la directora del centro, "nos dio cobertura durante todo el proceso en cuanto a tramitaciones, gestiones y ayudas".
Y no solo eso. Además de ese asesoramiento, se añade la bolsa de trabajo. En este hospital, cuenta Paloma, a la labor docente se añade la vocación de formar a los profesionales, por lo que “gracias a este recurso hemos podido seleccionar a personal especializado que no solo ha podido hacer prácticas, sino quedarse con nosotros definitivamente”.
Actualmente, el Hospital Veterinario 4 de Octubre es el primero con carácter multidisciplinar en toda la cornisa cantábrica, y es un punto de referencia no únicamente por su situación, sino por unas instalaciones punteras que garantizan el mejor cuidado para los animales de compañía. Pero el éxito no supone que esté todo hecho, y por eso la directora del centro valora muy positivamente el seguimiento posterior del PAEM: “Estamos en contacto y, de vez en cuando, participamos con ellos compartiendo nuestra experiencia”, dice Paloma.
Ser valiente pero "con cabeza"
Aprender del resto es una ayuda inestimable a la hora de afrontar la creación de una empresa. La Cámara de Comercio incluye en la página web del PAEM una sección dedicada a casos de éxito. Aun abarcando multitud de sectores, hay muchas cosas que comparten. Y especialmente una: las dudas iniciales. Porque, sobre todo si es la primera aventura empresarial… ¿por dónde empezar?
Fátima González, creadora de Fatari, señala ese momento como uno de los más complicados a la hora de lanzarse. "Me manejo bien con el papeleo pero, aún así, me ha costado decidir qué tipo de empresa se ajustaba más a mis circunstancias", cuenta.
Fatari es un ejemplo perfecto porque es una iniciativa que nace de la pasión de Fátima por la micología, al tiempo que ayuda a la preservación del medio ambiente: "Mi empresa es de cultivo biológico de setas de cardo y de chopo, basado en el aprovechamiento de residuos que proceden de la fabricación de cerveza", describe.
Se trata de una aventura única en la Región de Murcia, que ha sido premiada, y que apuesta por darle una vuelta a una actividad tan tradicional como recoger setas. No obstante, para una empresa pequeña, a la actividad del negocio se le añade la parte técnica, que absorbe tiempo y conlleva ponerse al día de forma acelerada en gestiones administrativas: “El papeleo es bastante engorroso; no tanto el darse de alta como el tema de los tributos, seguros, prevención de riesgos laborales… todas esas pequeñas cosas que suponen un mundo cuando te llegan y no sabes a qué se refieren”.
Por ello, Fátima cree que, con asesoramiento en estos aspectos, cualquiera puede hacer realidad su idea. Tener espíritu emprendedor es muy bueno, pero la creadora de Fatari pide también que cada paso se haga "con mucha cabeza porque al final, por mucho apoyo moral que haya, lo que necesitamos es apoyo económico".
Ayuda para empezar y para crecer
En ese sentido, tener un plan de empresa realista es trascendental. Elaborarlo es otra de las posibilidades que ofrece el Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres y que sirve para arrancar pero también para crecer de una forma racional. Las circunstancias mandan, pero esa ambición de crecer está en el ADN de las emprendedoras.
Así se entiende que, lo que al nacer era un pequeño negocio, acabe convertido en una referencia en su sector. Es el resumen, grosso modo, de la historia de otra de las iniciativas a las que el PAEM ha ayudado: la firma Qstura, creada por Sílvia Castelló. Se trata de una escuela de diseño, patronaje y confección ubicada en Girona que imparte formación personalizada, desde los cinco años de edad hasta titulaciones universitarias.
Sin embargo, lo que actualmente es un centro de reconocido prestigio, abrió su primer local en 2010 como una pequeña escuela de costura. Pero fue tal el entusiasmo de sus alumnos que a día de hoy celebra haber formado a más de 3.800 personas en un entorno que favorece la sostenibilidad y con los métodos más innovadores.
La inquietud y la energía de Sílvia la llevó a buscar entonces la manera de pasar de unas clases "muy rudimentarias" a "montar una estructura de empresa, algo más serio y más profesional". No obstante, ese momento es el de la duda y el de la contención, "porque piensas si me lanzo o no, si es buena idea, si va a ser viable...".
Que diera el paso se alcanzó gracias, en parte, a la ayuda del PAEM, con el que Qstura se muestra agradecida porque "estuve hablando con profesionales que me enseñaron a hacer un plan de empresa que me permitiera decidir si era una locura hacerlo o no. Hicimos varias sesiones repasando toda la documentación y analizamos el proyecto".
Y el proyecto fluye y "está a las puertas", comenta con orgullo, de "empezar un grado universitario en moda", una formación profesional que no ha impedido que también haya grupos de gente que entiende esta actividad como un hobby, e incluso para niños. Tal variedad de públicos sería imposible sin dejar de mirar hacia delante: "Renovamos nuestro plan de empresa cada dos por tres. Lo mejor que tiene Qstura es que vamos avanzando y estamos llenos de cambios, y lo peor que tenemos es... ¡que vamos avanzando y estamos llenos de cambios!", dice entre risas su directora.
Inquietud, energía, ambición y alguien que resuelva nuestras dudas son ingredientes de la receta con la que se 'cocina' una empresa rentable. También, como decía Fátima, "tener mucha cabeza", algo en lo que coinciden estas tres emprendedoras, y que Sílvia completa con otro consejo válido para casi todas las facetas de la vida: "Cuando seas consciente de la viabilidad del proyecto, que confíe en sí misma, porque muchas veces nos decimos que no podemos con algo y eso es mentira, ya que podemos con lo que nos propongamos. Y ya está".