París, 13 feb (EFECOM).- España es el país de la OCDE en el que la oferta de formación menos se corresponde con la demanda de las empresas y el porcentaje de adultos que participan en cursos de capacitación es inferior a la media.
Esos datos aparecen en un informe publicado este miércoles por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que precisa que en España sólo un 35,7 % de los adultos participan en formaciones relacionadas con la adquisición de competencias laborales.
Es un porcentaje netamente inferior al 41 % de media en la OCDE y particularmente preocupante si se tiene en cuenta que los autores del estudio estiman que un 51,9 % de los trabajadores en España se enfrentan a un riesgo significativo de que su puesto laboral sea automatizado, frente al 46,4 % en el conjunto de los países miembros.
El reducido porcentaje de adultos que hacen cursos para adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado laboral es todavía menor cuando se toma de forma aislada el grupo de los poco cualificados (19,2 %) y el de los desempleados de larga duración (21,6 %).
Esa dualidad tiene un significado particular en un país en el que el 35,7 % de la población adulta tiene un bajo nivel de alfabetización o una capacidad de cálculo numérico deficiente, cuando en la OCDE la media es del 26,1 %.
Los autores del estudio estiman que España tiene también margen de mejora en el impacto de la formación sobre los salarios y la productividad. Para justificarlo, indican que sólo el 48 % de los participantes en formaciones estima que alguna actividad de aprendizaje fue "muy útil" para su trabajo.
En el conjunto de la organización, ese porcentaje se sitúa en el 52,4 %.
España sí que está por delante de muchos otros países en la financiación pública para esas formaciones de adultos. El punto débil en esa cuestión es que para muchas empresas (el 46,8 %, frente al 33,6 % de media en la OCDE) los altos costes asociados a la formación siguen siendo una barrera.
El conocido como el "Club de los países desarrollados" hace hincapié en la urgencia en modernizar los sistemas de capacitación de los trabajadores para que puedan prepararse a las evoluciones del trabajo en el futuro.