Berlín, 14 feb (EFECOM).- La economía alemana mostró síntomas de agotamiento en 2018 aunque logró evitar la recesión y en el total del año registró un crecimiento del 1,4 % en 2018, según el dato definitivo publicado hoy por la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que rebaja en una décima el adelantado en el mes de enero.
El producto interior bruto (PIB) de Alemania se estancó en el cuarto trimestre (0,0 %) y evitó que la locomotora europea entrara en recesión, tras la caída del 0,2 por ciento registrada en el tercer trimestre.
Los expertos hablan de una "recesión técnica" cuando el PIB baja en dos trimestres consecutivos lo que en Alemania ocurrió por última vez entre el último trimestre de 2012 y el primero de 2013.
La baja del PIB en dos trimestres consecutivos se considera normalmente como una recesión leve, mientras no haya simultáneamente una caída interanual de la economía.
El estancamiento del cuarto trimestre confirma, según Destatis, el contraste entre la segunda y la primera parte del año cuando se había registrado un crecimiento del 0,4 por ciento en el primer trimestre y un 0,5 por ciento en el segundo.
En la comparación interanual se registró una ralentización del crecimiento. En el cuarto trimestre, con respecto al mismo período del año anterior, el PIB creció un 0,9 por ciento tras haber subido el 1,1 por ciento en el tercero, el 2,3 por ciento en el segundo y el 1,4 por ciento en el primero.
El índice de crecimiento de 2018, además, está claramente por debajo del 2,2 por ciento que se registró en cada uno de los dos años anteriores.
La ralentización ha sido atribuida a la debilidad de la coyuntura mundial y las turbulencias en las relaciones comerciales con EE.UU. que han afectado a las exportaciones.
A ello se agregan los problemas de la industria automovilística, uno de los pilares fundamentales de la industria alemana.
Un factor adicional fue la sequía en el verano, que dificultó el transporte fluvial de algunos bienes dentro de Alemania.
Del lado positivo, según Destatis, se registró un aumento en las inversiones en equipo de parte de las empresas.
El consumo privado aumentó ligeramente, mientras que el gasto público tuvo un claro repunte.
De esa manera, los impulsos de crecimiento vinieron en 2018 del interior de Alemania y no del comercio exterior.
Los expertos siguen viendo riesgos para la coyuntura en 2019 provenientes del panorama internacional.
"Los indicadores tempranos tienden a la baja y con el brexit y las turbulencias comerciales sigue habiendo riesgos", advirtió el economista jefe del banco LBBW, Uwe Burkert.
El 2018 fue el noveno año consecutivo de crecimiento para la economía alemana.
Sin embargo, para 2019 tanto los institutos de estudios económicos como las organizaciones internacionales y el Gobierno federal han revisado sus pronósticos a la baja debido a los problemas del comercio exterior.
El Ejecutivo ha bajado su pronóstico para este año del 1,8 por ciento, que estimaba en otoño, al 1,0 por ciento, lo que sería el índice de crecimiento más bajo de la economía alemana desde 2013.