El objetivo de toda empresa es ser rentable, pero algunas apuestan, además, por asumir un rol activo en la transmisión de valores y en actuar de acuerdo a unos principios que resulten beneficiosos para el conjunto de la sociedad. idealista es una firma que facilita el alquiler o la venta de inmuebles; pero, más que eso, es un ejemplo de respeto a la diversidad. Pocas veces el nombre de una sociedad representa mejor una actitud ante los negocios y la vida.
Buscar casa es algo normal. Convivir con tu pareja, más allá de la tendencia sexual, también. De ahí que uno de los valores más necesarios en la sociedad en la que vivimos sea normalizar lo que se vive en la calle. Y por eso, idealista predica con el ejemplo. Lo lleva en su ADN, de hecho, ya que la firma lleva a gala su actitud abierta e integradora desde su propia fundación: dos de sus tres creadores son gais, y desde el comienzo tuvieron claro que, si esta es una realidad, esconderla o disimularla era contraproducente.
"Visibilizar lo invisible"
Así, desde las oficinas de la compañía se busca eso, ser transparentes, o "hacer visible lo invisible", según Fernando Encinar, quien además de ser cofundador (junto a su hermano Jesús y a César Oteiza), también es su Director de comunicación y jefe de estudios. Y hablando de visibilidad, sus propios empleados se muestran de acuerdo y concluyen que, el que en sus oficinas se asuman con naturalidad estas tendencias, es una muestra de que "no se reprime".
La ecuación es sencilla: si una persona está a gusto en un trabajo, será más productiva y se sentirá más motivada. Lo que cuenta es su aptitud laboral y su capacidad, no su orientación sexual. Por eso, Encinar y sus socios lo tuvieron claro desde el inicio: "Queremos tener el mejor talento, y si ese talento es LGTBI, que no se vaya de idealista porque sienta que aquí no pueda desarrollarse completamente como persona".
Queremos tener el mejor talento, y si ese talento es LGTBI, que no se vaya de idealista porque sienta que aquí no pueda desarrollarse completamente como persona
Esta apuesta por la diversidad es una cosa que casi viene por contrato, en sentido literal: "Todos los que hacemos idealista", explica Encinar, "al tiempo que firma su contrato de trabajo, también se compromete con nuestro código de buenas prácticas, en el que queda expresamente recogida la apuesta de la compañía y la de todos los que hacemos el idealista por el respeto y la integración completa del colectivo LGTBI".
El primer lugar al que acudir
Camino de cumplir sus 20 años de vida, idealista se ha erigido en un referente, en el primer lugar al que acudir, para todos los que alguna vez han necesitado cambiar de residencia, buscar un local comercial o un garaje, por ejemplo. Es una empresa, pero también un servicio imprescindible que ha sobrevivido a la burbuja inmobiliaria y a la crisis económica, que ha sabido reinventarse y que actualmente tiene oficinas no solo en nuestro país (Madrid, Barcelona y Málaga), sino en Portugal e Italia, a donde ha trasladado su filosofía.
En Italia, precisamente, la firma ha chocado con algunos de sus anuncios, en los que esta apuesta ha generado polémica e incluso ha motivado un rechazo a sus reclamos, algunos directamente enfocados al público LGTBI. "Para que el colectivo y la diversidad sigan creciendo, tienes que tratar de una forma igual a las parejas homosexuales que a las heterosexuales incluso en tu publicidad", explica el cofundador de Idealista. "Si hoy todavía se genera polémica porque haya parejas LGTBI en los anuncios haciendo lo mismo que parejas heterosexuales, es que queda mucho camino por recorrer", concluye.