Fráncfort (Alemania), 21 feb (EFECOM).- El Banco Central Europeo (BCE) está preocupado porque "el crecimiento económico de la zona del euro a corto plazo va a ser más débil de lo anticipado previamente" y quiere preparar rápidamente más liquidez a largo plazo.
Así se desprende de las actas de la reunión del política monetaria de finales de enero, publicadas hoy, reunión en la que el Consejo de Gobierno consideró que era necesario que el análisis técnico para preparar nuevas operaciones de liquidez "proceda rápidamente".
Las nuevas operaciones de liquidez "deberían reflejar que hay que lograr los objetivos de la política monetaria".
"Aunque cualquier decisión a este respecto no debería ser tomada demasiado apresuradamente, el análisis técnico requerido para preparar opciones de política monetaria para operaciones de liquidez futuras debe proceder rápidamente", consideró el Consejo de Gobierno en la reunión de enero.
Pero aunque el BCE quiere preparar con rapidez las operaciones de liquidez a largo plazo, no significa que vaya a tomar una decisión en su reunión del 7 de marzo.
El economista jefe del BCE, Peter Praet, dijo ayer en Fráncfort que "el clima económico de la zona del euro cambia de forma fundamental y no sólo de forma temporal", debido a los conflictos comerciales y la incertidumbre política por factores como el "brexit" o la situación de Italia.
También consideró que el BCE deberá reaccionar en caso de que empeore la situación, y mencionó las operaciones de liquidez a muy largo plazo, sobre las que el Consejo de Gobierno discutirá pronto, pero no tomará necesariamente una decisión en marzo.
El BCE ha reaccionado de la misma forma en otras ocasiones de debilitamiento o crisis inyectando liquidez al sistema.
La segunda serie de operaciones de refinanciación a cuatro años comenzó en junio de 2016 y acabó en marzo de 2017.
Anteriormente, en 2014, acometió la primera serie de estas operaciones, que están condicionadas a que los bancos presten a la economía real.
La mayor parte de la financiación ha sido para los bancos italianos y españoles y, en menor medida, para los franceses y alemanes.
El Consejo de Gobierno tendrá en su próxima reunión a comienzos de marzo las nuevas proyecciones macroeconómicas del personal del BCE, que revisará previsiblemente a la baja los pronósticos de crecimiento e inflación, como lo ha hecho recientemente la Comisión Europea (CE).
El órgano ejecutivo del BCE reconoció en enero que los nuevos datos económicos disponibles han sido más débiles de lo esperado y está preocupado por el impacto que pueden tener el proteccionismo y los conflictos comerciales.
Por ejemplo, en la reunión de enero se dijo que "las importaciones de China a finales de 2018 han sido mucho más bajas de lo esperado, lo que refleja el impacto negativo de las tensiones comerciales entre Estados Unidos (EEUU) y China".
El Consejo de Gobierno también considera que la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) sigue siendo un riesgo severo.
Ahora el BCE considera que existen riesgos a la baja para el crecimiento económico por la incertidumbre sobre algunos factores geopolíticos y la amenaza del proteccionismo, los problemas de los mercados de economías emergentes y la volatilidad del mercado financiero.
Por ello, la política monetaria debe seguir siendo "prudente, paciente y persistente", según el Consejo de Gobierno, que también consideró que las discusiones sobre las operaciones de política monetaria o sobre la orientación sobre los movimientos de los tipos de interés eran "prematuras".
El BCE presta a los bancos semanalmente al 0 % y les cobra un 0,4 % por el exceso de reservas.
El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés del BCE se mantengan en los niveles actuales hasta al menos durante el verano de 2019, pero también reconoció a finales de enero que los mercados prevén ahora que el BCE subirá la tasa de depósito en abril de 2020 y no en septiembre de 2019, como habían pronosticado antes.