Natalia Kidd
Buenos Aires, 27 feb (EFECOM).- La actividad económica de Argentina cayó un 2,6 % en 2018, uno de los peores resultados de los últimos años, como consecuencia de una crisis que estalló en el mercado cambiario y se contagió al resto de la economía.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos informó este miércoles que el Estimador Mensual de la Actividad Económica, que sirve como anticipo provisional para medir la variación del Producto Interior Bruto (PIB), se desplomó en diciembre el 7 % en comparación con el mismomes de 2017.
Se trata del segundo peor registro interanual obtenido el año pasado, aunque al menos el dato de diciembre deja ver una leve recuperación del 0,7 % en relación con noviembre.
La economía argentina no se contraía desde 2016, primer año de la gestión del presidente Mauricio Macri, cuando descendió un 1,8 %, pero, para hallar una caída que le supere en magnitud hay que remontarse a la calamitosa crisis de 2001 y 2002, cuando el PIB cayó el 4,4 % y el 10,9 %, respectivamente.
En un acto en la central provincia de Santa Fe, Macri admitió este miércoles el "serio problema en el sistema económico", con "una inestabilidad cambiaria muy grande" vivido por su país el año pasado, pero aseguró que se está "recuperando la estabilidad" gracias a una política monetaria "muy clara".
Tras haber crecido un 2,9 % en 2017, la economía argentina se vio en 2018 golpeada por una combinación de factores adversos, domésticos y externos, no atendida a tiempo por las autoridades y que eclosionó en abril, bajo la forma de una fuerte inestabilidad en el mercado financiero.
Lo que parecía apenas una tormenta cambiaria pasajera era, en realidad, un síntoma de la desconfianza inversora hacia mercados emergentes, como el argentino, sumada a las dudas generadas en torno a la marcha de la economía local, afectada por una severa sequía, elevada inflación y un déficit fiscal difícil de sostener.
"La crisis que vivió Argentina en 2018 fue la evidencia de que el gradualismo no era la herramienta para desarmar la bomba que había heredado el Gobierno", dijo a Efe el economista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica.
El experto apuntó que, además, en 2018 "se agravó la condición de endeudamiento de Argentina".
"Nosotros veníamos postergando el equilibrio fiscal y financiándonos con crédito", admitió este miércoles Macri, que a medidos de 2018, mientras persistía la inestabilidad cambiaria, se aceleraba la inflación y la economía se derrumbaba, se vio obligado a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El organismo multilateral acordó dar ayuda financiera a Argentina a tres años, por 56.300 millones de dólares, a condición de hacer un fuerte ajuste que implicará lograr el equilibrio fiscal primario este año.
Para 2019, el Gobierno prevé que la economía se contraiga un más moderado 0,5 %, aunque pronósticos privados afirman que la bajada del PIB podría ser ligeramente mayor.
Según las proyecciones de Econométrica, la caída del PIB sería este año del 1 %, "en buena parte por el arrastre estadístico" de 2018, explica Castiñeira.
Un resultado de ese calibre podría ser peor si no fuera porque se espera una mejor cosecha agrícola para este año y cierta mejora en el consumo -una de las variables más golpeadas por la crisis- hacia final del año.
Eso, advierte Castiñeira, "siempre y cuando merme la inflación", que acumuló un alza del 47,6 % en 2018, "y se mantenga el acuerdo con el FMI".
La marcha de la economía también dependerá del nivel de los tipos de interés, hoy en torno al 50 % anual, dañino para la financiación empresaria.