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La multinacional catalana de hemoderivados Grifols ganó 596,6 millones de euros en 2018, un 10 % menos que en 2017, cuando sus ganancias se elevaron hasta los 662,7 millones de euros.
Grifols ha comunicado esta mañana a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el supervisor bursátil español, que sus ingresos se elevaron hasta los 4.486,7 millones, un 3,9 % más que en el ejercicio anterior, y hasta un 9,2 % más sin tener en cuenta las variaciones del tipo de cambio.
La división denominada Bioscience, la relacionada con la fabricación y comercialización de medicamentos derivados del plasma, continuó siendo el motor de crecimiento del grupo, ya que aportó 3.516,7 millones, un 2,5 % más.
Grifols, que es tercer fabricante mundial de hemoderivados, ha asegurado que los ingresos crecieron gracias a la "demanda sólida" de sus principales proteínas plasmáticas (inmunoglobulina, albúmina y alfa-1 antitripsina), y a pesar de la caída de ventas de factor VIII.
En cuanto a la división Diagnostic, que se dedica a la fabricación y desarrollo de aparatos, instrumentación y reactivos para la medicina transfusional -como los test de tipaje sanguíneo o los de compatibilidad entre donante y paciente previos a una transfusión-, aportó 702,2 millones, un 4,1 % menos.
La división hospitalaria de Grifols generó 119,45 millones, un 13,1 % más que en 2017, mientras que la denominada Bio Supplies, que integra principalmente las ventas de productos biológicos para uso no terapéutico, ha pasado a ser la tercera en importancia para Grifols, al aportar 167 millones en 2018, un 150 % más que en 2017.
A pesar de lograr un 3,9 % más ingresos en 2018, el coste de ventas repuntó un 12,6 %, de forma que el beneficio bruto de explotación o Ebitda solo creció un 0,3 %, hasta los 1.222,7 millones.
Y es que la compañía sigue haciendo importantes inversiones para seguir incrementando su acceso a plasma, y ya dispone de 256 centros de plasma.
Grifols destinó el año pasado 252,2 millones de euros a inversiones productivas y otros 291,4 millones de euros a I+D+i, y ha decidido reforzar los proyectos relacionados con albúmina tras los resultados obtenidos en el estudio clínico Ambar, para ralentizar la progresión del Alzhéimer, y otros relacionados con enfermedades hepáticas.
El resultado de explotación (Ebit) alcanzó los 994,1 millones y fue un 8,8 % inferior al de 2017.
Grifols ha aclarado que, sin tener en cuenta impactos no recurrentes y relacionados con adquisiciones recientes, el beneficio habría crecido un 1,5 %.
Por áreas geográficas, Grifols continúa generando dos tercios de sus ingresos (66,3 %) en Estados Unidos y Canadá, una zona que aportó 2.974,4 millones, un 2,7 % más.
Grifols generó en la Unión Europea (UE) un volumen de negocio de 800,2 millones, lo que supone un 16,5 % más que en 2017, y el resto de áreas del mundo donde está presente aportaron 712 millones, un 3,1 % menos.
La multinacional catalana tiene una deuda financiera neta de 5.343,1 millones de euros, incluyendo 1.033,8 millones de euros en caja, y dispone de líneas de financiación no dispuestas por importe de cerca de 400 millones de euros que elevan su posición de liquidez a 1.400 millones de euros aproximadamente.
Así pues, la proporción de deuda financiera neta respecto al Ebitda es de 4,32 veces, un volumen de deuda que se compensa con "unos elevados y sostenibles niveles de actividad operativa y una fuerte generación de caja operativa neta", apunta Grifols.
En cuanto a la remuneración al accionista, Grifols destinó el año pasado 278,8 millones de euros a dividendos.