El ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, reconoció hoy en París que la entrada de su país en el accionariado del grupo aeronáutico Air France-KLM fue "poco ortodoxa", pero pidió mirar al futuro para hacer a la compañía más competitiva.
Hoekstra mantuvo una reunión de una hora y media con su homólogo francés, Bruno Le Maire, en la que ambos acordaron poner en marcha un "proceso de trabajo" con el objetivo de transformar el grupo, que deberá presentar sus conclusiones antes de final de junio.
"Nuestra ambición es trabajar juntos más. Soy consciente de que nuestra toma de participaciones no fue muy ortodoxa, pero parte de buenas intenciones", dijo Hoekstra en declaraciones conjuntas a la prensa tras el encuentro.
El holandés subrayó que tiene el doble objetivo de "servir mejor a la compañía y a los dos Estados", y que para ello "no hay más opción que un lugar para KLM en el grupo".
De igual forma, manifestó el apoyo de su país al equipo gestor del conglomerado, encabezado por el canadiense Ben Smith, que era observado con recelo en Holanda tras haber señalado en diferentes ocasiones que pretendía reforzar la marca Air France.
Al respecto de la compra inesperada del 14 % de las acciones por el Estado holandés -que se queda muy cerca del porcentaje en manos de Francia, un 14,3 %-, Le Maire dijo que hay "cosas" que quedarán entre ellos, pero insistió en que lo que guía a ambos Gobiernos es "el interés del grupo, de sus empleados y de los dos países".
Para el francés, la prioridad es que Air France-KLM "tenga mejores resultados y sea más competitivo, en un entorno de competencia extrema".