La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha autorizado a Telefónica a cerrar completamente en 2023 la central de Barcelona/Cataluña, operativa desde 1929.
El cierre podrá hacerse efectivo en un plazo de cinco años siempre que la compañía haya completado la migración de todos los servicios de fibra óptica prestados en esa central, según ha informado este jueves la CNMC.
El despliegue de la nueva red de fibra óptica (FTTH) está comportando que las compañías abandonen progresivamente la tradicional red de cobre y, en consecuencia, el cierre de algunas de estas centrales, pues ya no son necesarias, al prestarse servicio a los usuarios desde un menor número de instalaciones.
La CNMC asegura que Telefónica tiene interés en cerrar una central de cobre si los usuarios del área atendida son servidos por tecnologías alternativas como la fibra óptica, ya que así deja de tener que mantener la red de cobre en esa área, reduciendo así sus costes.
Ahora bien, dado que Telefónica tiene una obligación de acceso a su red, este cierre tiene un impacto sobre los operadores y por ello se regula este proceso en los análisis de mercados de banda ancha.
En el caso de la central de Barcelona/Catalunya era necesaria la autorización expresa de la CNMC, ya que Telefónica planteó no sólo el cierre de los servicios de cobre, sino el cierre completo de la central, que aloja también servicios de fibra óptica.
Así, los servicios FTTH de la red de Telefónica tendrán que migrar a otra central, concretamente a la de Barcelona/Gracia, y así seguirán prestándose con normalidad.
Hasta ahora, más de 800 centrales de cobre han notificado su cierre, entre centrales pequeñas, en las que no hay operadores coubicados (es decir, con equipos propios instalados en esas centrales), y centrales mayores, con operadores coubicados.
Cuando la central no cuenta con servicios de coubicación, el plazo de garantía antes del cierre es de un año desde que Telefónica anuncia el cierre.