El vaivén internacional y la inestabilidad local afianzan la crisis argentina
Rodrigo García
La prima de riesgo de Argentina volvió hoy a repuntar y rondó los 750 puntos, mientras que el peso y la bolsa se desplomaron. Una difícil situación que los expertos atribuyen al vaivén económico internacional y a la inestabilidad del país, con alta inflación y elecciones a la vuelta de la esquina.
Tras dos días en los que no hubo mercado bursátil ni cambiario en Buenos Aires, debido a los festivos de Carnaval, el panorama se tornó oscuro este miércoles desde la mañana, por una gran demanda de divisa estadounidense que reforzó la tendencia al alza del jueves y viernes pasados.
El panel del estatal Banco Nación empezó a reflejar en la apertura de la jornada una fuerte subida del dólar, que cerró en los 41,60 pesos -cifra inédita desde el pico de 42,10 del 28 de septiembre de 2018, en plena crisis cambiaria- y el riesgo país, medido por JP Morgan, rondó los 750 puntos, el mayor valor en dos meses.
Este miércoles, aunque Wall Street cerró con pérdidas y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, bajó un 0,52 %, afectado por ralentización en la actividad económica estadounidense, la moneda norteamericana se impuso en prácticamente todos los países latinoamericanos.
Pero la ya dilatada inestabilidad de Argentina, muy dependiente de los capitales internacionales, hace que su vulnerabilidad a los vaivenes exteriores le afecte más que a la mayoría del resto de economías emergentes.
"La situación macroeconómica tiene todavía muchísimas vulnerabilidades y da la sensación de que este no va a ser el año para resolver ninguna de ellas", expresó a Efe el economista Gustavo Ber.
En abril del año pasado, la subida de tipos en Estados Unidos provocó una fuerte fuga de capitales desde los países emergentes al norteamericano que en Argentina desembocó en una crisis cambiaria que trastocó los planes del Gobierno de Mauricio Macri, que vio cómo la inflación empezó a desbocarse y la economía pasó de crecer varios trimestres seguidos a caer drásticamente.
Aun hoy, varios meses después, la situación sigue siendo incierta, especialmente por la cercanía de los comicios presidenciales de octubre próximo, ante los que los inversores muestra una cautela que juega en contra.
Según cuenta Ricardo Progano, director de Finanzas Corporativas de San Martín Suárez y Asociados, el Banco Central había apostado en las últimas semanas por una bajada gradual de los tipos de interés -tras haber llegado al 70 % para retener a los inversores en activos locales-, ante la que los mercados no reaccionaron bien.
Con un nivel de actividad económica bajo -la economía cayó un 2,6 % en 2018-, la muy alta inflación -que acumuló un 47,6 % el año pasado- y el tipo de cambio atrasado por los efectos de la subida de precios, la situación es problemática.
"Es un juego de malabarismo que está tratando de hacer el Gobierno", reconoce Progano, convencido de que en un año electoral como este "todo se complica", por lo que el mayor reto del Ejecutivo es controlar el movimiento del dólar y que no se le vaya de las manos y que avance solo de forma gradual, no abrupta.
En medio de esta complicada jornada, los ánimos se caldearon por el aviso realizado por la revista estadounidense Forbes, especializada en finanzas y negocios, que señaló que Argentina "está a un paso del colapso económico".
"La situación económica de Argentina se puede explicar por su nivel de endeudamiento, que aumentó 20 puntos porcentuales del PIB entre 2017 y el segundo trimestre de 2018, alcanzando una deuda pública de 77,4 % del PIB, de acuerdo con la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe)", indicó la publicación en su edición mexicana.
Consultado al respecto, Ber reiteró la necesidad que no haya una nueva turbulencia del tipo de cambio como la desatada en abril y agosto de 2018.
"El principal riesgo es que haya una crisis cambiaria como la del año pasado. Que esta vez podría ser incluso más grave", destacó, para indicar que el Banco Central debe encontrar el método para que el deslizamiento de la divisa sea "ordenado, gradual y no caótico", ya que esta última situación podría generar una abrupta caída de depósitos bancarios.
A su juicio, el Gobierno tiene las herramientas para luchar contra ello, aunque cada vez están cada más acotadas, sobre todo por tener detrás la sombra del Fondo Monetario Internacional, organismo con el que el país firmó un crédito de 56.000 millones de dólares que está sujeto a una estricta política monetaria y fiscal.