Roma, 11 mar (EFECOM).- El Gobierno italiano, formado por el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga, está dividido sobre si sumarse o no a la nueva Ruta de la Seda impulsada por China con la pretensión de conectar Oriente y Occidente, un proyecto ambicioso que genera reticencias en Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
El Cinco Estrellas cree en la importancia de apoyar este controvertido proyecto de infraestructuras porque considera que potenciará el comercio y beneficiará a las empresas transalpinas, y ven en él la oportunidad de atraer capital chino a un país que se encuentra en estos momentos en recesión.
En los últimos días, algunos miembros del Gobierno han avanzado que Italia está detallando un memorando de entendimiento con Pekín que se firmaría con motivo de la visita que realizará el presidente chino, Xi Jimping, a Roma, partir del 22 de marzo.
De hecho, el subsecretario del Ministerio de Desarrollo Económico, Michele Geraci, explicó recientemente al diario económico "Il Sole 24 Ore" que las negociaciones están en curso y que se centran en favorecer iniciativas e inversiones conjuntas.
Si Italia firmara este memorando, se convertiría en el primer país del Grupo de los Siete más industrializados del mundo (Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Japón y Canadá) en respaldar formalmente este plan, que se conoce en inglés como "Belt and Road Initiative" (BRI).
Sin embargo, la decisión que tomará el Gobierno italiano no está clara, ya que las dos formaciones que dirigen el país están mostrando divisiones en las últimas horas.
De hecho, el líder de la Liga, el ultraderechista Matteo Salvini, ha mostrado este lunes sus dudas.
"Si se trata de ayudar a las empresas italianas a invertir en el extranjero, estamos dispuestos a razonar con cualquiera, pero si se trata de colonizar Italia y sus empresas por parte de potencias extranjeras, obviamente no", ha subrayado.
De inmediato, le ha contestado el otro socio en el Ejecutivo y líder del M5S, Luigi Di Maio, que ha declarado que respeta "las preocupaciones" de la Liga, pero ha matizado que secundar la nueva Ruta de la Seda servirá para "ayudar a las empresas italianas" a abrirse oportunidades de mercado.
El plan BRI de China quiere financiar y construir infraestructura en más de 80 países, con el objetivo de conectar Pekín con sus vecinos asiáticos y el resto de continentes.
Sin embargo, el plan ha suscitado las reservas de Estados Unidos y de algunos miembros de la Unión Europea, que temen que sea una estrategia que beneficie solo a las empresas chinas.