San Fernando de Henares (Madrid), 19 mar (EFECOM).- El socio de Deloitte Francisco Celma ha puesto punto final este martes a la intervención más larga del juicio por la salida a bolsa de Bankia, cuatro días de declaración en los que sus alusiones a la posible responsabilidad de consejeros y directivos de la entidad le han llevado a recibir fuego amigo desde la bancada de las defensas.
De más de 19 horas ha precisado la sala para interrogar al auditor, el único de los acusados que ha respondido a todas las partes, a las que ha insistido hasta la saciedad en que nunca pudo emitir un borrador del informe de auditoría sobre las cuentas anuales de 2011 al carecer de "información relevante" que sólo le fue proporcionada tras la llegada del nuevo equipo directivo.
Circunstancia, la de la falta de tasaciones, riesgos y refinanciaciones, que, ha explicado, comunicó a la entidad a través de 13 correos electrónicos y de la que llegó a advertir directamente al entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato, en una conversación telefónica mantenida en abril de 2012.
"Le dije: 'Presidente, no va'", recordó Celma en una de las jornadas, la misma en la que desveló que de aquella charla sólo obtuvo por respuesta que se olvidara de la "dichosa documentación", antes de reprochar los comentarios "insidiosos" vertidos por el exvicepresidente del Gobierno durante el juicio.
Entre la cordialidad y el aplomo de quien se considera inocente de unos delitos por los que las acusaciones populares y particulares piden hasta doce años de prisión, el auditor ha querido borrar cualquier atisbo de sospecha que sus compañeros de banquillo, unidos bajo el paraguas de haber formado parte de la entidad, pudieran haber despertado en el tribunal en los días previos a su testimonio.
Y es que más allá de su mayor o menor sintonía con Rato, han sido sus discrepancias con la exconsejera de Bankia Araceli Mora las que han marcado su discurso, especialmente después de que la catedrática le afeara sus contradicciones en la versión que ofreció al consejo del banco en 2012 con lo que declaró un año más tarde en sede judicial, entonces todavía como testigo.
El "faltaba información relevante" ha sido la máxima de Celma tras escuchar cómo los exconsejeros de BFA-Bankia habían optado por el "nadie me dijo que hubiese algún problema" para descargar las posibles responsabilidades que les achacan a excepción de la Fiscalía Anticorrupción.
Un intercambio de dardos dialécticos que han llevado al resto de defensas a plantear interrogatorios notablemente más duros que los de acusaciones como la de la Confederación Intersindical de Cajas (CIC), precursora de la imputación del socio y de la firma en la recta final de las pesquisas.
El más incisivo fue Carlos Aguilar, abogado del exministro del Interior y antiguo presidente del comité de auditoría de BFA, Ángel Acebes, que llegó a reprenderle por decir que su cliente nunca le había facilitado su contacto cuando en 2013 reconoció en instrucción que disponía de su teléfono y su correo electrónico.
"Eso que dice usted es una falsedad", le espetó el letrado ante una sala a la que Celma se ha dirigido en más de una ocasión para frenar los embates de los estrados.
Polémica también en torno al escrito redactado el 18 de abril de 2012, en el que el auditor expone que las cuentas formuladas en 2011 "reflejan la imagen fiel de la entidad", un mero "papel" según él basado en una conversación privada con Rato y sin valor alguno.
Sin embargo, en su primera declaración "dice que el borrador de BFA tenía dos salvedades, que se lo pasó al interventor y al presidente, y que incluso aportó antes ése que el de Bankia", planteó Aguilar, haciendo necesaria por primera vez en la vista la escucha de audios a instancias de la Fiscalía.
"No voy a entrar en guerras otra vez", apuntó un Celma cada vez más pacificador, que en esta última sesión ha querido puntualizar que aunque no dispuso de los datos necesarios para emitir su opinión sobre las cuentas no tiene "la impresión de que nadie haya querido obstruir" su trabajo.
Con todo, el auditor ha aclarado que el auténtico relato de lo que sucedió en Bankia es el que ha ofrecido en este juicio y que cualquier otra versión es un "error" fruto del cansancio por las "cinco horas y media" que testificó ante el juez Fernando Andreu.