En Thelma y Louise (1991), una de las road movies más célebres del cine, el coche toma un importante papel, que queda reflejado en diálogos como este: “Prefieres tu coche a las personas” / “La mayoría de las personas me aburren, pero este coche me permite escapar”. El coche representa, de alguna forma, el alma libre de las dos mujeres protagonistas y se convierte en un símbolo de independencia, la única vía que tienen para dejar atrás su pasado. El vehículo que utilizan para escapar es un Ford Thunderbird verde, que forma parte de la cuarta generación de los Thunderbirds, que se fabricaron entre 1964 y 1966. Podía alcanzar una velocidad de más de 200km/h y su diseño -más formal, con líneas rectas- rompía con la generación anterior, que tenía un aspecto más deportivo.