El consejero delegado de Hyperloop Transportation Technologies (HTT), Dirk Ahlborn, ha asegurado que el tren supersónico que desarrolla su compañía “será una realidad que podrán ver nuestros hijos, pero también nosotros”, aunque ha admitido que su puesta en marcha “parece de ciencia ficción”.
Durante una conferencia en la Cumbre Mundial del Turismo, que se celebra en Sevilla, Ahlborn ha asegurado que es una realidad cercana en el tiempo, con la previsión de que pueda llevar pasajeros de Nueva York a Washington en media hora, entre otras referencias.
Todo ello, gracias, entre otras cosas, al trabajo que se realiza en El Puerto de Santa María (Cádiz), en la planta de la multinacional de origen gaditano Carbures, donde se ha fabricado ya su primera cápsula de viajeros, un hito de este nuevo y revolucionario medio de transporte, como ha recordado su creador en Sevilla, donde ha recordado que circulará casi a la velocidad del sonido (a más de 1.000 kilómetros hora).
“En lo que más presión tenemos es en cuándo vamos a ver Hyperloop funcionar, pero ya queda poco, aunque parece ciencia ficción a veces, pero en realidad no está tan lejos, igual no es para nuestros hijos, es algo que vamos a ver nosotros”.
Ahlborn ha dicho que uno de los objetivos de este transporte es que puede producir más energía de la que consume", eso no hay ferrocarril o metro que lo pueda hacer, con un retorno de la inversión en 10 o 15 años, y eso es inaudito ahora en este tipo de industria”.
Para el creador del tren supersónico, es necesario reducir cifras como "los 14 meses en nuestra vida” que pasamos al volante en atascos en grandes ciudades, además de lamentar los costes que suponen los transportes por ferrocarril tradicionales.
“El metro de Los Ángeles, por ejemplo, pierde 0,66 centavos por pasajero, y recibe 2,50 de subsidios del gobierno; en Nueva York, pierde 82 céntimos por pasajeros, 2.200 millones de dólares cada año, y en países como Alemania, España o China cuentan con subsidios incluso con números más aterradores que estos”, ha dicho.
Por ahora, ya es una realidad la cabina fabricada en Cádiz, con un interior de la cápsula con 15 metros de longitud y una capacidad de entre 28 y 40 pasajeros, fabricada en un 85 por ciento en fibra de carbono y en un 15 por ciento, el armazón, de aluminio.
Está construida con una doble piel y una superficie total de 7.200 metros cuadrados de fibra de carbono.
La cápsula, como el tubo por el que circulará, también será una estructura inteligente, con 72 sensores que monitorizarán su comportamiento permanentemente.
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