Ángel Calvo
La excelencia del lujo "a la francesa" y las envidiables perspectivas de negocio constituyen una verdadera mina de oro para los grandes grupos del sector, que con una visión estratégica se han convertido en los reyes de la economía de su país.
LVMH, con más de 168.000 millones de euros de capitalización bursátil, y L'Oréal, con 135.000 millones, han desbancado a los que durante años parecían líderes incontestables del CAC-40, el selectivo índice de la Bolsa de París, la petrolera Total (algo menos de 132.000 millones) y la farmacéutica Sanofi (98.000).
Pero no se trata de un mero efecto puntual de esas dos compañías, sino que hay un par más que se colocan entre las siete primeras del CAC-40: Kering, con casi 66.000 millones, y Hermès International, con 63.000 millones.
Este espectacular desempeño es consecuencia del fuerte crecimiento interno de sus propios negocios, pero también de operaciones de consolidación como la reciente compra por LVMH por 2.850 millones de euros de los hoteles de lujo Belmond.
Barbara Castellano, analista especializada en este sector en S&P, destaca a Efe que las grandes empresas francesas han sabido tener una visión estratégica con actividades agregadas, trabajan de forma profesional y por su dimensión están dotadas de capacidades para realizar inversiones importantes.
Castellano señala que LVMH es un grupo muy diversificado, lo que constituye una ventaja comparativa a la hora de afrontar contratiempos. Su facturación ha pasado de 29.000 millones de euros en 2013 a 46.800 en 2018.
Kering es otro de los ejemplos de este éxito, gracias en particular a marcas como Yves Saint Laurent o Gucci, cuyo volumen de negocios se elevó de 3.900 millones de euros en 2015 a 8.300 en 2018.
Este crecimiento no está exento de retrocesos temporales. El principal vector de esa progresión ahora es el mercado chino. Y la decisión de las autoridades de Pekín de establecer una batería de medidas contra la corrupción se tradujo en un declive de la tendencia.
La analista de S&P estima que el ritmo de expansión debería situarse en torno al 4-6 %, sin excluir altibajos sobre todo vinculados a la evolución en China.
En una línea similar, el gabinete Deloitte señaló, en un estudio presentado en julio de 2018, que los inversores esperaban una expansión del negocio de la moda y del lujo de entre el 5 y el 10 % en los tres años siguientes.
Una de las características de este sector es que apenas se ve confrontado a la cuestión de la deslocalización de empleos a países de mano de obra barata.
Lo ilustra la operación presentada el pasado 2 de abril por L'Oréal, que incrementará su producción de perfumes de lujo en Francia con la incorporación de una nueva planta en la región de París (Aulnay sous Bois) a las tres que ya se dedicaban a esa actividad (Gauchy, Cudry y Lassigny).
L'Oréal dedicará 15 millones para la transformación de la factoría de Aulnay sous Bois, esencialmente en formación para sus empleados que hasta ahora fabricaban otros cosméticos de consumo más masivo como cremas solares.
Una portavoz del gigante de los cosméticos explicó a Efe que hay una demanda creciente desde Asia de sus productos de lujo, pero la producción es más eficiente en Francia para estar más cerca de proveedores de materia prima para el perfume y de los botes de cristal en los que se venden.
Pero también, agregó, porque la especificidad de esta producción es la experiencia y la cualificación de los empleados. En conjunto, las once fábricas que L'Oréal tiene en Francia suponen el 26,5 % de su producción mundial.
El Comité Colbert, gran "lobby" del lujo en Francia, reúne a 82 empresas de sectores diversos como la alta costura y la moda, la joyería, la marroquinería, la cosmética y perfumería, el vino y los licores, la gastronomía o la decoración.
Sus miembros representan una facturación anual de 42.000 millones de euros y 51.000 empleos y están volcadas al exterior, adonde va dirigida cerca del 90 % de su producción.