Alfonso Fernández
Washington, 17 abr (EFECOM).- El déficit comercial estadounidense de bienes y servicios se redujo en febrero un 3,4 %, hasta 49.400 millones de dólares, gracias al aumento de exportaciones de vehículos y aviones, informó este miércoles el Departamento de Comercio.
Se trata del segundo descenso mensual consecutivo y el menor nivel en ocho meses de este indicador.
Las importaciones ascendieron un 0,2 %, hasta 259.100 millones de dólares, impulsadas por los teléfonos móviles, mientras que las exportaciones subieron algo más un 1,1 % hasta 209.700 millones de dólares.
El alza de las exportaciones de aviones, automóviles y medicamentos impulsó esta rebaja del saldo internacional comercial de EE.UU.
El déficit con China, al que se presta especial atención por las negociaciones comerciales en marcha con EE.UU., disminuyó de 33.200 millones de dólares a 30.100 millones.
Las exportaciones de soja estadounidense a China, por ejemplo, se dispararon un 15,6 %.
El déficit estadounidense estuvo en los dos primeros meses un 7,6 % por debajo del registrado en los dos primeros meses del pasado año.
"Los datos mensuales de comercio tienden a ser variables (...) pero esta ha sido una sorprendente reducción. Aún nos faltan los datos de marzo, pero estas cifras implican una contribución positiva más aguda" a los datos del PIB del primer trimestre del año, indicó Scott Brown, del banco de inversión Raymond James.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha lanzado una agresiva agenda proteccionista que ha incluido la renegociación del Tratado de América del Norte (TLCAN) con Canadá y México, la imposición de aranceles a China y la amenaza de nuevas sanciones comerciales a la Unión Europea (UE).
China y la UE han respondido con medidas recíprocas contra productos estadounidenses.
Pese a las promesas de Trump de reequilibrar el déficit que, a su juicio, responde al trato injusto que le dan sus socios comerciales, lo cierto es que no ha logrado reducirse y cerró 2018 en el mayor registro desde 2008.
De hecho, los economistas consideran que la balanza comercial no es un indicador significativo de la salud económica de un país.
Estados Unidos, como primera economía mundial, suele ver cómo aumentan históricamente los déficit durante las épocas de bonanza al incrementar el apetito de los estadounidenses por las importaciones.
Precisamente, Estados Unidos vive un momento de sólida expansión económica, con un crecimiento del 2,9 % en 2018, alimentado por el agresivo estímulo fiscal lanzado por Trump a través del recorte de impuestos para las empresas y, en menor medida, los trabajadores.
Sin embargo, se prevé una ralentización en 2019 a medida que los efectos de este estímulo se desvanecen y la Reserva Federal (Fed) anticipa un crecimiento este año del 2,1 % frente al 2,3 % calculado en enero.
Pese a la reducción del déficit y los buenos datos de crecimiento en China, Wall Street abrió este miércoles en rojo y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, bajaba un 0,10 % poco después del arranque de la sesión.
Estas tensiones ha causado inquietud en los mercados financieros y dudas sobre la evolución de la economía global.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó la semana pasada en su asamblea de primavera sus últimas previsiones de crecimiento global, que redujo dos décimas respecto a lo calculado en enero, hasta el 3,3 % como consecuencia de los efectos sobre la actividad económica mundial de estas tensiones comerciales.