El New York Times publica hoy un extenso artículo, derivado de un trabajo de investigación, en el que concluye que la compañía estadounidense Boeing descuidó sus procesos de producción en su planta de Charleston, inaugurada en 2009, lo que pone en peligro la seguridad de sus aviones.
"En la última década, su fábrica, donde se hace el modelo 787 Dreamliner, se ha visto asolada por una producción de escasa calidad y una débil supervisión que han amenazado con comprometer su seguridad", afirma el texto del rotativo neoyorquino.
El medio afirma haber revisado cientos de paginas de correos internos, documentos corporativos y registros federales, y ha llevado a cabo entrevistas con docenas de actuales y antiguos empleados para llegar a esta conclusión.
Apuntan que existe una cultura empresarial en Boeing en la que se valora la rapidez de la producción por encima de su calidad, y que el fabricante de aviones presionaba a sus empleados para trabajar velozmente a la vez que ignoraba algunos de las preocupaciones planteadas.
El reportaje del New York Times llega poco más de un mes después del accidente de un Boeing 737 Max 8, cuyas similares circunstancias a la de otra catástrofe en Indonesia pocos meses antes levantaron sospechas de un defectuoso sistema operativo, que finalmente desembocó en la suspensión de todos los aviones de la gama 737 Max, lo que ha provocado una importante crisis en la compañía.
En total, el artículo revela cerca de una docena de quejas presentadas a organismos reguladores estadounidenses por parte de trabajadores de Boeing por cuestiones de seguridad en las que se describen problemas como manufacturación defectuosa, escombros en los aviones o presiones recibidas para no informar sobre violaciones de la reglamentación.
Otros han denunciado a Boeing por, afirman, haber sido objeto de represalias tras indicar fallos en el proceso de fabricación.
Uno de los ejemplos que detalla el diario es el de Joseph Clayton, un técnico de la planta de North Charleston de Boeing, una de las dos en las que se fabrica el Dreamliner, quien dijo que habitualmente encontraba desperdicios demasiado cerca de los cableados que se encuentran debajo de la cabina de los pilotos.
"Le he dicho a mi mujer que no tengo pensado volar en uno de ellos nunca. Es simplemente una cuestión de seguridad", dijo al periódico Clayton.
Aunque el artículo apunta que un Dreamliner nunca se ha estrellado, los trabajadores a veces han cometido peligrosos errores, como cuentan otros empleados que pidieron permanecer en el anonimato por miedo a las consecuencias de sus comentarios.
"Se han instalado en los aviones piezas defectuosas. Herramientas y virutas metálicas han quedado dentro de las aeronaves de forma habitual, muchas veces cerca de sistemas eléctricos. Se han realizado pruebas de vuelo con desperdicios en los motores y la cola, arriesgándose a un fallo", detalla el medio.
John Barnett, antiguo empleado del departamento de calidad de Boeing, para quien ha trabajado más de tres décadas hasta su jubilación en 2017, dijo haber encontrado en repetidas ocasiones pequeñas acumulaciones de virutas metálicas cerca de los cables de los mandos de control de los aparatos, que solicitó que fueran retiradas.
Pero los superiores de Barnett le trasladaron a otra zona de la planta de producción en respuesta a sus quejas.
Además, un portavoz de la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE.UU., Lynn Lunsford, afirmó que su agencia había inspeccionado varios aviones en los que supuestamente se habían eliminado estos desperdicios, pero que seguían estando ahí, y apuntó que este tipo de fallos pueden llevar a cortocircuitos y posteriores incendios.
"Como encargado de la calidad de Boeing, eres el último mecanismo de defensa antes de que un defecto llegue hasta los viajeros de los aviones", dijo Barnett al New York Times.