No son las elecciones de 2008. Y, desde luego, tampoco las de 2011. Y eso, en economía, se nota. Porque esta vez los asuntos del 'bolsillo', aunque siempre importan, quedan eclipsados por otros como la cuestion territorial, con Cataluña siempre en un papel protagonista, y los pactos que vendrán (si vienen y, sobre todo, si suman) tras las Elecciones Generales del 28-A. Y eso se ha notado en los bloques en los que la economía se ha abierto paso en el debate celebrado en la noche del lunes en Televisión Española. Los cuatro intervinientes, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos), se han ajustado al manual que ya han ido desgranando en las últimas semanas. Con algunas licencias o 'promesas' que siempre suelen colarse, sobre todo cuando el 'pulso' se acelera en el calor del debate.
No ha sido el caso de Sánchez, que no se ha apartado ni un milímetro del guion que tenía preparado. Y que contaba con una idea principal: la justicia social. Es un concepto que ha usado en varias ocasiones para defender su labor en el Gobierno durante los 10 meses que ha estado en Moncloa. "Queremos un crecimiento económico con justicia social, que sea útil", ha asegurado a la vez que se ha referido a la "desigualdad" como el mayor problema económico de España. Sobre estas premisas, ha defendido las medidas adoptadas en los denominados 'viernes sociales', así como otras como la subida del salario mínimo interprofesional en 2019 hasta los 900 euros.
El candidato del Partido Popular, Pablo Casado, tampoco ha sorprendido al afirmar que "España ya no va bien". Por eso ha apelado a la necesidad de confiar en su partido, para lo que ha prometido "dos millones de empleos durante la próxima legislatura" a partir de "la mayor revolución fiscal de la historia", con descenso en el IRPF o el Impuesto de Sociedades y la supresión del Impuesto de Sucesiones y Donaciones.
"Hemos perdido una década por la ausencia de reformas y no nos podemos permitir otra década", ha denunciado Albert Rivera. Por eso ha expuesto su compromiso con "un empleo de calidad", ha defendido un "pacto educativo" y ha anunciado su respaldo a los autónomos. "Propongo ser el Gobierno de los autónomos", ha afirmado, para lo cual se ha comprometido a medidas como "dar el mismo derecho a paro a un autónomo que a un trabajador por cuenta ajena". "Queremos que el esfuerzo se premie", ha rematado.
LAS PENSIONES, POR SUPUESTO
Pablo Iglesias, que ha citado en distintas ocasiones la Constitución para defender sus propuestas económicas sobre impuestos, empleo o vivienda, ha reiterado su intención de crear "un recargo a los bancos y un impuesto a los grandes patrimonios" para poder "bajar los impuestos a la clase media y el IVA a los bienes de primera necesidad".
Aunque, sobre todo, se ha comprometido a "dejar por ley" que la revalorización de las pensiones quede ligada al IPC. Y siguiendo con las pensiones ha solicitado eliminar el factor de sostenibilidad incluido en la reforma de 2011, que vincula las pensiones a la esperanza de vida en la jubilacion, y que aún no ha entrado en vigor.
Las pensiones, que figuraban en uno de los bloques del debate, han pasado de largo sin demasiado detalle, posiblemente porque los candidatos son conscientes del 'riesgo' que tiene este asunto, con casi 9 millones de pensionistas y una situación demasiado díficil, con un déficit de 18.000 millones de euros en la Seguridad Social, como para despacharla en 'unos minutos'.
Rivera ha vinculado las dificultades que afrontan las pensiones públicas a la "falta de natalidad", por eso también se ha postulado como "el presidente de las familias" para revertir esa situación. Casado también se ha comprometido con la revalorización de las pensiones. Lo mismo que Pedro Sánchez. Pero sin entrar en detalles. Como para hacerlo. Cualquiera se juega el 28-A en las pensiones.