Praga, 26 abr (EFECOM).- Eslovaquia, a través del operador de oleoductos Transpetrol, ha anunciado hoy que paraliza la importación de petróleo ruso contaminado, y se une a países como Bielorrusia, Polonia y Alemania, que también rechazaron esta semana crudo de los Urales por temor a que dañe sus refinerías.
"En base al rechazo a recibir este crudo por parte de (la refinería eslovaca integrada en el grupo petroquímico húngaro MOL) Slovnaft, Transpetrol ha decidido de inmediato la puesta fuera de servicio del oleoducto entre Eslovaquia y Ucrania hasta que se resuelva la situación", ha indicado Transpetrol en un comunicado.
La entidad eslovaca no volverá, según dijo en un comunicado, a abrir la llave de paso al crudo que fluye por el oleoducto "Druzhba" hasta que "no se tomen las medidas adecuadas para mejorar los parámetros del crudo transportado".
Según el diario "Právda", se han detectado en el crudo ruso que llega de los Urales una alta concentración, de hasta 300 partes por millón, de cloruros orgánicos, utilizados para mejorar la producción del petróleo.
Estos componentes de aditivos y disolventes, en el caso de no ser eliminados, pueden convertirse durante el proceso de refinado en ácido clorhídrico o cloruro de amonio, y dañar las instalaciones refineras.
El operador ruso de oleoductos Transneft PJSC ha reconocido, según el rotativo eslovaco, que el país bombea "por problemas técnicos" crudo contaminado de los Urales.
Bielorrusia fue el primer país que detectó la presencia de crudo contaminado en el ramal norte del oleoducto "Druzhba", y optó por cortar el flujo, decisión a la que el miércoles se sumó también Polonia y Alemania.