La tragedia de Brumadinho, el terrible accidente en una mina brasileña de la que se cumplen 100 días, ha golpeado fuertemente a la mayor economía de Sudamérica, debido al impacto que ha tenido en la industria extractiva del país en los primeros meses del año.
Las barreras de contención de la planta de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais (sudeste), que almacenaba residuos minerales, se rompieron de forma inesperada el 25 de enero de 2019 y un río de lodo sepultó las instalaciones de la empresa y diversas viviendas en áreas rurales.
Además de la tragedia humana, que dejó 235 muertos y 35 desaparecidos, el desastre de la planta minera, propiedad del gigante Vale, derribó la producción de mineral de hierro en Brasil, uno de los principales productores del mundo, y consecuentemente, disparó su precio en el mercado internacional.
Sus efectos, según alertó recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI), pueden ser prolongados en algunas minas del país y deben provocar "desaceleración de nuevos proyectos".
Las consecuencias ya se sienten en la producción industrial de Brasil, que en el primer trimestre del año acumuló una caída del 2,2% en comparación con el mismo período de 2018, lastrado principalmente por el freno de las actividades mineras tras el colapso de Brumadinho.
Esa caída de la industria extractiva ha obligado a los analistas del mercado financiero a revisar la previsión del producto interior bruto (PIB) para este año del 2% inicial al 1,61%, según explicó en declaraciones a Efe Alessandra Ribeiro, especialista de macroeconomía y política de la consultora Tendencias.
"La industria extractiva representa más o menos el 20% del PIB industrial y eso tiene un efecto sobre la economía que ha obligado a revisar las proyecciones", argumentó Ribeiro.
La mayor productora y exportadora de hierro del mundo paralizó 92 millones de toneladas de producción mineral de hierro tras el cierre decretado por la justicia de varias de sus minas debido a problemas de seguridad.
El shock en la oferta ha repercutido en el mercado internacional. Mientras las exportaciones cayeron, los precios aumentaron alrededor de un 30%, una subida que ha ayudado a Vale a compensar la caída en el volumen de producción.
"Esa subida beneficia a Vale y a todas las empresas de mineral de hierro del mundo, especialmente a las australianas BHP y Río Tinto", comentó a Efe Livio Ribeiro, investigador senior del área de Economía Aplicada del centro de estudios Fundación Getulio Vargas (FGV).
Quien sí ha sentido de cerca el aumento del valor del mineral ha sido el sector siderúrgico, debido a su dependencia de Vale a la hora de conseguir el principal ingrediente de fabricación de acero, según recordó a Efe el presidente ejecutivo del Instituto del Acero de Brasil, Marco Polo de Mello Lopes.
El ejecutivo explicó que, desde el accidente de Brumadinho, el precio por tonelada de mineral de hierro ha subido unos 20 o 30 dólares, lo que ha encarecido los costes de producción.
De Mello Lopes también destacó el "riesgo de desabastecimiento" del sector, debido a la caída de la producción, lo que podría afectar al resto de la cadena productiva, como la fabricación de maquinaria, equipos o productos electrónicos.
Vale consiguió recientemente la autorización de un juez brasileño para reanudar el uso de la mina de mineral de hierro Burucutu, de 30 millones de toneladas métricas y que supone una oportunidad para recuperar parcialmente los más de 90 millones de producción paralizados.
No obstante, el presidente del Instituto del Acero alertó de que el riesgo de desabastecimiento continuará siendo elevado si no vuelve a operar el Complejo de Vargem Grande, también situado en el estado de Minas Gerais.
"Si no vuelve el Complejo de Vargem, el riesgo de desabastecimiento es muy grande", advirtió.