El Banco de España advierte de que la economía mundial afronta el año 2019 en una "clara fase de desaceleración", de en torno a tres décimas, hasta un crecimiento del 3,3% según el consenso de los organismos internacionales, y en un entorno de "elevada incertidumbre e importantes riesgos a la baja".
Así se desprende de un artículo analítico sobre las perspectivas de la economía mundial para 2019 elaborado por el organismo supervisor, que explica que la debilidad reciente de la economía mundial ha dado lugar a una revisión a la baja de las perspectivas para 2019.
El escenario central de previsiones apuntan a una moderación generalizada del crecimiento, aunque con diferencias de intensidad por áreas, en un entorno de "elevada incertidumbre e importantes riesgos a la baja". Entre ellos, destaca la posible proliferación de medidas proteccionistas, una salida desordenada y sin acuerdo del Reino Unido de la UE, una desaceleración más intensa de lo esperado en China o en la Eurozona, o un ajuste severo en los mercados financieros.
"Cualquiera de estos eventos o una combinación de ellos tendría un impacto sobre la economía mundial, que podría llegar a ser significativo, en un contexto en el que las políticas de estabilización macroeconómica tienen un margen de actuación limitado", advierte.
MODERACIÓN EN EL PRIMER TRIMESTRE
El organismo supervisor subraya que las perspectivas de crecimiento para 2019 apuntan a una desaceleración en la mayor parte de las regiones de la economía mundial, dado que la moderación de la actividad global ha continuado en el primer trimestre, especialmente los datos referidos al comercio y a las manufacturas, y se espera que en el conjunto del año la economía mundial registre un crecimiento inferior al de 2018.
El escenario central de los principales organismos internacionales apunta a un crecimiento del PIB mundial en el entorno del 3,3%, unas tres décimas menos que el pasado año.
La actividad global seguirá apoyada en el buen comportamiento de los mercados laborales y en unas políticas expansivas de demanda, pero la elevada incertidumbre y el entorno internacional más débil frenarán el avance de la inversión y de la demanda externa en casi todas las áreas.
Para el comercio mundial, que se contrajo cerca de un 1% en el cuarto trimestre de 2018, espera que crezca poco más del 3% en 2019, menos que el año pasado y por debajo del PIB global, incluso en un escenario en el que las tensiones comerciales no se intensifiquen. "No cabe duda de que el proteccionismo y la incertidumbre sobre las políticas comerciales desempeñan un papel relevante", apunta.
EUROPA Y EEUU
También afirma que las perspectivas de crecimiento para la Eurozona se han reducido de manera "notable". En particular, el carácter persistente de la desaceleración llevó a una rebaja de las previsiones del BCE para 2019 y 2020 en su ejercicio de previsión de marzo, que se situaron en el 1,1% y el 1,6%, respectivamente, seis y una décimas menos de lo previsto en diciembre.
Esto se debe a la incertidumbre global y al debilitamiento del comercio mundial y como factores específicos del área, que están siendo más duraderos y más intensos de lo esperado, se encuentran las dificultades en la industria del automóvil, la inestabilidad social en Francia y la recesión económica en Italia.
En el resto de las principales economías avanzadas, las previsiones para 2019 también se han revisado a la baja, como consecuencia de la incertidumbre económica y política, el deterioro de la confianza y un entorno exterior menos favorable.
Así, en Japón se espera un alza del 1% y en el Reino Unido que crezca ligeramente por encima del 1%, por la elevada incertidumbre generada en torno al proceso del Brexit y la desaceleración en el área del euro, que incidirán sobre la inversión y las exportaciones, y la inflación se mantendrá alrededor del 2%.
En EEUU, la actividad seguirá en una senda de moderación durante 2019, y el crecimiento se reducirá a tasas inferiores al 2,5%, según las previsiones más recientes de Consensus.