El Gobierno alemán ha revisado a la baja sus previsiones de recaudación para los próximos cinco años, en los que esperan recoger 124.300 millones de euros menos que lo que se había presupuestado en octubre, ha explicado este jueves el ministro de Finanzas Olaf Scholz.
De ellos, 74,1 millones corresponden al presupuesto federal y el resto a las cuentas de los estados federados y de los municipios.
Ya para este año, según Scholz, se dispondrá de cerca de 10.000 millones menos que lo que se contemplaba en otoño pasado.
Aunque la recaudación seguirá aumentando -de 324.300 millones en 2019 a 360.300 en 2023- el ritmo de crecimiento se ralentizará.
La ralentización obligará a tomar medidas de ahorro puesto que la mayoría de los ministerios contaban con ingresos más altos.
Scholz explicó que en los actuales pronósticos se han contemplado cambios en la legislación fiscal, como la reducción del llamado suplemento de solidaridad y otros alivios tributarios que llevarán a una baja de la recaudación.
Además, las nuevas previsiones parten de la revisión a la baja de los pronósticos de crecimiento.
Esos dos factores, según Scholz, hacen que las previsiones actuales sean difíciles de comparar con las de octubre.
Scholz reiteró que el Gobierno mantiene su meta de lograr un presupuesto equilibrado para lo cual "es decisivo fijar prioridades e invertir inteligentemente en la cohesión social de nuestro país".
"Se trata de un desafío que tenemos que enfrentar pero si trabajamos conjuntamente se trata de un reto que podemos superar", dijo.
Sobre el recorte de los pronósticos de crecimiento, Scholz se mostró confiado en que se trata de una cuestión temporal y que no hay razones para pensar en una crisis.