Washington, 13 may (EFECOM).- El Gobierno estadounidense prohibió hoy exportar tecnología nacional "sensible" a seis compañías chinas, a las que acusa de comprar productos de Estados Unidos para ayudar a grupos armados en Irán.
"La Administración de (el presidente Donald) Trump se defenderá vigorosamente contra cualquier acción que pueda dañar a los ciudadanos estadounidenses o la seguridad de la nación (...) No podemos permitir que la estrategia de integración civil-militar de China socave la seguridad nacional", señaló el secretario de Comercio, Wilbur Ross, en un comunicado.
Cuatro de las firmas chinas sancionadas están siendo acusadas de intentar obtener productos de Estados Unidos "para apoyar las armas de destrucción masiva y los programas militares de Irán", lo que supone una violación de las normas de exportación del país.
Por otro lado, las otras dos empresas chinas "participaron en la exportación prohibida de tecnología controlada", que luego se suministró a organizaciones afiliadas al Ejército Popular de Liberación de China.
Las entidades chinas afectadas por la prohibición son Avin Electronics Technology Co, Longkui Qu, Multi-Mart Electronics Technology, Taizhou CBM-Future New Material Science and Technology, Tenco Technology y Yutron Technology.
Las sanciones forman parte de una operación más amplia de la Oficina de Industria y Seguridad estadounidense (BIS), que ha afectado a doce compañías o personas, incluyendo a una empresa paquistaní y cinco personas de los Emiratos Árabes Unidos.
"Estamos advirtiendo a individuos, empresas y organizaciones de todo el mundo que son responsables de respaldar las actividades de armas de destrucción masiva de Irán y otras tramas ilícitas", dijo Ross.
Estas prohibiciones se producen cuando Estados Unidos y China han intensificado su guerra comercial, con la imposición de una nueva ronda de aranceles, después de que las negociaciones entre ambos países acabasen la semana pasada sin un acuerdo.
El Gobierno chino comunicó hoy que desde el 1 de junio impondrá gravámenes a bienes importados de Estados Unidos por valor de 60.000 millones de dólares, en respuesta a la última medida proteccionista adoptada por el Ejecutivo de Trump.