Madrid, 18 may (EFECOM).- La transición hacia un parque automovilístico mayoritariamente eléctrico en España podría durar más de 40 años, según se indica en el último número de la revista Economía Industrial publicada por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Para llegar a esta conclusión, los autores, Pablo Frías y Jaime Román (IIT-ICAI y Universidad Pontificia Comillas), han considerado un parque de 25 millones de coches, unas ventas anuales de un millón de unidades y una vida de los coches de doce años.
Para el año 2030, el informe estima que la mayoría de las ventas de vehículos en todo el mundo serán eléctricos, con cerca de 230 millones de unidades activas.
En España y tomando como referencia un informe de Cepsa de 2017, se estima que para ese mismo año un 15 % de las ventas sea de coches eléctricos puros, un 25 % de híbridos y un 60 % todavía corresponderá a vehículos de combustión.
Agrega que, como competidor natural de los vehículos eléctricos, el coche de combustión "va a seguir liderando" las ventas en los próximos años por las "sucesivas mejoras tecnológicas o el cambio" a combustibles como el gas, que permitirán una reducción progresiva de las emisiones.
Los datos del último ejercicio en España revelan que menos del 1 % de las ventas de vehículos nuevos fue de eléctricos, frente al cerca del 45 % de Noruega, el país con mayor porcentaje de ventas de este tipo de coches en Europa.
Los autores explican que el éxito de ventas en Noruega se basa en "distintas estrategias" de apoyo gubernamentales, como la supresión de "casi todos" los impuestos para la compra de los vehículos eléctricos, la eliminación de pagos por uso de vías preferentes, la "amplia" infraestructura de recarga y una generación eléctrica un 98 % hidráulica (renovable y barata).
En cuanto a los retos tecnológicos del coche eléctrico, el estudio subraya que será un "aspecto crítico" la evolución tecnológica de las baterías, tanto en su potencia máxima de carga y descarga como en la energía que pueden almacenar y el coste de adquisición.
Pronostica que la potencia de carga a 350 KW permitirá una recarga "más rápida y segura" que la actual, que oscila entre 4 KW y 50 KW; y que la energía de la batería "irá en aumento" hasta satisfacer una autonomía de hasta 1.000 kilómetros, para lo que "será necesario" disponer de una capacidad superior a 150 KW, el triple de la actual.
Respecto a la infraestructura de recarga, señala que la actual conexión física de enchufe evolucionará a sistemas "más funcionales y seguros" como el contacto con pantógrafo o las recargas inalámbricas.
Su impacto en las redes de distribución eléctrica sugiere que va requerir una "gestión inteligente" de las recargas, dado que en caso contrario "podría dar lugar a congestiones" en la red de suministro que obliguen a reforzar dicha red.
Concluye que la transición hacia una movilidad sostenible necesita una "estrategia coordinada de país" y precisa que "puede suponer un aumento" de la importación de vehículos si éstos no se fabrican en España.