Un grupo de entidades financieras ejercieron en el sector de los taxis en Nueva York prácticas similares a las que llevaron al estallido de la crisis financiera en 2008, según revela este domingo The New York Times en un extenso reportaje sobre este negocio, que pinchó tras una "burbuja".
Más de 950 propietarios de "medallones" -el nombre del permiso oficial para operar taxis en la ciudad- se han declarado en quiebra, desgrana el diario, que ha realizado una investigación durante 10 meses y construido una base de datos de las ventas de cada medallón desde 1995.
Entre 2002 y 2014, los medallones -vistos como un permiso y un activo- pasaron de valer 200.000 dólares a 1 millón, momento en el que estalló la burbuja y comenzaron a caer sus precios, en medio de la aparición de plataformas vehículos de alquiler con conductor (VTC), como Uber y Lyft, que supusieron una fuerte competencia.
El reportaje señala que durante más de una década entidades y empresarios habían subido artificialmente el precio de los medallones y además atrajeron a los taxistas, en su mayoría inmigrantes, a pedir préstamos con condiciones abusivas que los acabaron sumiendo en la deuda.
El año pasado, en vista de que ocho conductores se habían quitado la vida, tres de ellos propietarios de medallones endeudados, Nueva York aprobó una legislación pionera para limitar el número de licencias de los VTC y creó un grupo de estudio sobre el sector, pero que el diario denuncia no tiene miembros designados aún.
Más que a la competencia de los VTC, que han multiplicado su número en la ciudad e impactado en los ingresos de los taxistas, el NYT apunta como responsable de la crisis del negocio a unas prácticas de los prestamistas que, si bien "no está claro que hayan infringido las leyes", son consideradas "depredadoras" por expertos.
Esas prácticas transformaron el sector del taxi en otras ciudades de Estados Unidos y, mientras los prestatarios se endeudaban, los prestamistas, critica el diario, ganaron millones de dólares y la Comisión de Taxis y Limusinas, competente en el Gobierno local, "se convirtió en una animadora de las ventas de medallones".