El primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, y su homólogo de Grecia, Alexis Tsipras, dieron este miércoles el pistoletazo de salida a la construcción de un gasoducto que transportará gas de Azerbaiyán, en el Mar Caspio, con lo que reducirá la dependencia búlgara del gas ruso.
El proyecto tiene una importancia estratégica no solamente para nuestros países sino "para toda Europa", dijo Borisov en un comunicado del Gobierno del país balcánico.
En la ceremonia en la localidad de Kirkovo, a cinco kilómetros de la frontera con Grecia, ambos jefes de Gobierno presenciaron el inicio de la construcción del tubo de 182 kilómetros que conectará los sistemas de suministro gasístico de los dos países vecinos.
Con un coste estimado en unos 220 millones de euros y una capacidad de entre 3.000 y 5.000 millones de metros cúbicos por año, se prevé que el gasoducto esté operativo en 2020, informó el Ministerio de Energía búlgaro.
"Con este proyecto iniciamos la creación de los Balcanes como un nudo energético. Gran parte de los volúmenes de gas llegarán a través del gasoducto Transadriático (TAP, por sus siglas en inglés)", dijo Tsipras.