Madrid, 23 may (EFECOM).- El crecimiento económico de España y el compromiso con la disciplina fiscal que sigue trasmitiendo el país a los inversores extranjeros, pese a que todavía no se ha formado gobierno tras las elecciones, explican en buena medida que el bono español a diez años haya marcado estos días mínimos históricos.
Ni siquiera la cercanía de las elecciones municipales y europeas parece inquietar lo más mínimo al mercado, ya que, según distintos analistas, ninguno de los partidos pone en duda la vocación europeísta de España y ello, en estos momentos, tranquiliza a los grandes fondos que compran deuda.
El ligero empeoramiento de las perspectivas globales económicas y el recrudecimiento de la guerra comercial entre EEUU y China han provocado importantes turbulencias en los mercados de valores, con caídas que en mayo superan el 4 % de media en los índices europeos.
Esta situación ha llevado a los inversores a decantarse por la renta fija, incluida la deuda española, que cuenta con una base inversora más sólida, con un volumen en manos de los bancos españoles menor que en el pasado y con mayor presencia extranjera.
Al margen del apetito hacia los bonos que emite regularmente el Tesoro Público, la demanda de títulos colocados con anterioridad por España y que se negocian en el mercado secundario ha contribuido a una caída de la rentabilidad que se exige por ellos.
El bono español a diez años, que en el pasado se veía afectado por cualquier tipo de dudas de la periferia europea, ya fueran sobre Grecia, Italia o Portugal, ahora actúa casi como refugio, con la singularidad de que ofrece retornos mayores que el de otros países.
Aún así el interés del bono español a diez años ha ahondado estos días en zona de mínimos y ayer pulverizó un récord histórico a la baja al cerrar en 0,863 %, al tiempo que el alemán, referencia en Europa por su solvencia, acabó en -0,088 %.
Esta diferencia entre ambas rentabilidades, la famosa prima de riesgo española, se sitúa en 95 puntos básicos.
Ello contribuye a que España pueda colocar su deuda en el mercado más barata, como ha sucedido en la subasta de hoy, en la que el Tesoro ha captado 3.973 millones de euros en varias denominaciones, que en el caso de los bonos a cinco años y las obligaciones a diez años han registrado el interés marginal más bajo de su historia.
Aunque hay países con una financiación más barata que España como en Francia (bono a diez años en el 0,323 %), Bélgica (0,418 %) o Irlanda (0,531 %), sin embargo, comparativamente, la deuda española "es una de las que mejor evolución ha tenido en los últimos años".
El analista de XTB Joaquín Robles asegura que España ha logrado ofrecer una imagen de estabilidad a los inversores extranjeros.
Incluso, ha asegurado, durante el último proceso electoral se ha comprobado que a pesar de no saber qué coalición gobernará, esta situación no ha afectado ni a la Bolsa, ni a la prima de riesgo ni a las emisiones de deuda.
"Los inversores tienen la confianza de que la próxima formación de gobierno tiene la intención de seguir cumpliendo con los compromisos de la Unión Europea, garantizando así la estabilidad política", resume este experto.
Pero la caída de la rentabilidad de la deuda española también es consecuencia de la ayuda del BCE mediante su programa de compra de deuda, que, aunque finalizó en diciembre, sigue teniendo efecto por la recompra de vencimientos de deuda.
Por su parte, desde Ahorro Corporación, Javier Ferrer considera que la deuda española seguirá teniendo gran aceptación por parte de los inversores siempre y cuando su rentabilidad se siga manteniendo por encima de productos de deuda europea de entornos parecidos.