Madrid, 5 jun (EFECOM).- La nueva inyección de liquidez del Banco Central Europeo a las entidades financieras, anunciada para septiembre y cuyos términos podría concretar este jueves el emisor europeo, permitirá a los bancos financiarse a tipos negativos, entre el -0,2 y -0,4 %, para incentivar la posterior concesión de crédito.
Los analistas de mercado consultados por Efe consideran que ésta será, con toda probabilidad, la decisión más tangible que adoptará la institución que preside Mario Draghi, que también podría aplazar aún más, hasta la segunda parte de 2020, la subida de tipos de interés tan codiciada por los bancos.
Coinciden en que si hubiera una revisión del crecimiento sería "menor", después de que en la reunión de marzo recortara su previsión de aumento del PIB de la eurozona, desde el 1,7 % que había calculado en diciembre anterior al 1,1 %.
Al tiempo, descartan novedades respecto de la facilidad de depósito, situada en el -0,4 %, y que significa que el Banco Central Europeo (BCE) cobra a los bancos ese porcentaje por el exceso de liquidez que tienen depositado en la institución.
Con las operaciones de financiación a largo plazo (TLTRO III, en inglés), el BCE inyecta fondos a los bancos para que estos a su vez financien a las empresas. Busca, en definitiva, incentivar la economía para cumplir su mandato central de situar la inflación en niveles inferiores, pero próximos, al 2 %, muy lejos de los parámetros actuales (su previsión para este año es del 1,2 %).
La duración de este TLTRO será de dos años, la mitad del anterior (de marzo de 2016), y los analistas de Berenberg dudan de su efectividad, puesto que a ese plazo los bancos ya se pueden financiar en negativo en el mercado secundario de deuda, donde los tipos para ese vencimiento estaban este martes en el -0,392 %.
Las dudas que el mercado espera que el jueves resuelva Mario Draghi se centran, además de en el coste de financiación del TLTRO, en qué préstamos computan a efectos de las peticiones (pueden pedir hasta el 30 % de estos) y en las condiciones de repago, según destaca Credit Suisse.
El economista jefe de Intermoney, Francisco Vidal, cree que el BCE quiere evitar que estos instrumentos parezcan un "subsidio" a la banca, por lo que condicionará los tipos más baratos a que se produzca una transmisión efectiva del crédito a la sociedad.
El director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó, señala la desventaja competitiva que supone la facilidad de depósito para los bancos europeos -a los que les cuesta unos 7.500 millones de euros anuales- mientras que los bancos americanos reciben por ese mismo tipo de depósitos unos 40.000 millones de dólares.
Para Vidal, sin embargo, el problema de la banca no es tanto la penalización del tipo de la facilidad de depósito como que no haya una economía "vibrante" para conceder crédito y generar más negocio.
El gestor de renta fija de A&G, Germán García Mellado, cree que la guerra comercial, la debilidad de la economía y la baja inflación son razones suficientes para que Draghi siga apostando por una política acomodaticia ("dovish" en la particular jerga de los analistas).
La responsable de renta fija de GVC, Carmen Morales, entiende que en esta reunión se va a repetir el mensaje que ya lanzó el emisor en marzo, en el sentido de que los tipos no van a subir en 2019, "y ya veremos qué ocurre en 2020", en función del crecimiento de la eurozona en los próximos trimestres.
El director de Análisis de MG Valores, Nicolás López Medina, cree que ya ha habido una primera fase de normalización de la política monetaria al terminar el programa de expansión cuantitativa (QE, en inglés), que seguirá con el fin de los TLTRO, de los que esta tercera ronda que se lanza en septiembre "probablemente" sea la última o la penúltima, aunque las subidas de tipos tendrán que esperar incluso hasta 2021.
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